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JUAN PABLO II

Seis españoles, en el cónclave que elegirá al nuevo Papa

Fotografía
Por Alfredo L. ZamoraTiempo de lectura3 min
Sociedad03-04-2005

"El Papa ha muerto, ven de inmediato". Esta frase fue el contenido del telegrama enviado a los cardenales para convocarles al último cónclave celebrado en el que fue elegido Juan Pablo II como Supremo Pontífice. Así comenzó el proceso que concluiría días más tarde con el sonido de las campanas de la basílica de San Pedro y con la primera bendición del nuevo Papa desde la ventana central del templo.

Pese a que han pasado 26 años desde el último cónclave nada ha cambiado, es un ritual que apenas ha variado desde hace ocho siglos. El comienzo de todo el proceso es el telegrama enviado a los cardenales para que acudan urgentemente a Roma. El cónclave debe empezar entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa. Este tiempo ente el fallecimiento del Supremo Pontífice y el comienzo del cónclave, denominado novemdiales, fue establecido en la época medieval para que los cardenales tuvieran tiempo suficiente para trasladarse al Vaticano. En la actualidad se destina para preparar la logística del cónclave y para que los cardenales puedan debatir sobre el estado de la Iglesia. La mañana en la que da comienzo el cónclave, se celebra en la Basílica de San Pedro la misa Pro Eligiendo Papa, tras la cual todos los cardenales se trasladan a la Capilla Sixtina donde tendrán lugar las votaciones. Durante los días que dure el ritual, los sacerdotes deberán vivir en el Hospicio de Santa Marta sin tener ningún contacto con el mundo exterior. LOS ELECTORES Durante todo este proceso es el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo, quien tiene la máxima autoridad. Al cónclave acudirán 117 cardenales, 58 europeos, 21 latinoamericanos, 14 norteamericanos, 11 africanos, 11 asiáticos y dos de Oceanía. Entre estos hay seis españoles: Francisco Álvarez Martínez, Ricard María Carles, Eduardo Martínez Somalo, Julián Herranz, Carlos Amigo Vallejo y Antonio María Rouco Varela. A éstos hay que sumar el purpurado in pectore, es decir, un cardenal nombrado en secreto por el Papa Juan Pablo II por motivos de seguridad, que eleva la cifra a 118. Los expertos creen que podría ser un cardenal chino y que se mantuvo oculto por los problemas con el Gobierno comunista de la República Popular. Otros apuntan a que puede ser el secretario personal de Juan Pablo II, el polaco Stanislao Dziwisz. LAS VOTACIONES De entre todos los cardenales sólo tendrán derecho a voto los menores de 80 años. Cada día se llevarán a cabo dos tandas de votaciones hasta que alguno de los candidatos consiga los dos tercios necesarios para ser nombrado Papa. Según las normas dictadas por Juan Pablo II en 1996, si a los tres días no hay consenso se hará una pausa de un día. Si tras otras siete votaciones la situación sigue igual se volverá a hacer un nuevo receso, y si tras otra tanda sigue sin haber Papa, la elección se haría por mayoría simple. En las votaciones cada cardenal recibe una papeleta en blanco que lleva escrita en la parte superior Eligo in summum pontificem ("elijo como Sumo Pontífice"). Una vez rellenadas las papeletas se depositan en un cáliz, y los interventores comienzan el recuento. Cada voto se atraviesa con el hilo de una aguja, justo por la palabra "Eligo". Finalizado el recuento se hace un nudo y se queman las papeletas. El humo negro -al quemarlas con paja húmeda- indica que no se ha alcanzado la mayoría necesaria, mientras que el blanco -con paja seca- indica que la elección ha llegado a buen término. EL NUEVO PAPA Una vez alguien alcance la mayoría cualificada, el decano cardenalicio, Joseph Ratzinger, se acercará al elegido y le pregunta: "¿Aceptas tu elección canónica como Supremo Pontífice?". A lo que el nuevo Papa debe contestar: "Acepto". En ese instante se le preguntará con el nombre con el que desea ejercer su Pontificado, y tras ello, todos los cardenales se arrodillarán ante él. Luego, el cardenal de más edad entre los diáconos, en este caso el chileno Arturo Medina Estévez, anunciará a todo el mundo lo que tanta expectación ha levantado: "Annuntio vobis gaudium mágnum. Habemus Papa", momento en el que empezarán a repicar las campanas de la Basílica de San Pedro, y tras éstas, las de todo el mundo. Para finalizar, el nuevo Papa saldrá a la ventana principal del templo para bendecir por primera vez a los fieles.