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EUROLIGA

La sorpresa de la temporada

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes03-05-2001

El Tau de Vitoria no era un equipo, a principios de temporada, con aspiraciones de llegar a la final. Con una plantilla más bien corta, plagada de extranjeros, el equipo que entrena Dusko Ivanovic, sin embargo, se fue creciendo conforme fue avanzando la competición.

En la primera fase, los vitorianos se midieron a dos rivales que se iba a encontrar más adelante: el Kinder de Bolonia y el AEK de Atenas, pero también a dos cenicientas: el Spirou Charleroi belga y los Lions de San Petersburgo, un equipo pintoresco, que sólo participaba en la Euroliga (tenía prohibido participar en la Liga rusa por este motivo) y cuya sede estaba en Italia. El grupo B lo completaba el Cibona de Zagreb. Después de unas primeras jornadas en las que el Baskonia no acababa de funcionar y de jugar conjuntado, la victoria contra el AEK en la quinta jornada (después de perder en Zagreb y en casa contra el Kinder) marcó un antes y un después. El Tau mejoró, y aunque perdió en Italia y en Grecia, pasó como tercero de grupo. En la legión extranjera de Vitoria empezaban a alternarse las grandes actuaciones de los pivotes Victor Alexander y Oberto, del escolta francés Foirest, del base Elmer Bennett y del alero lituano Saulius Stombergas. Pero el Tau se empezó a ganar el respeto de Europa en los playoff. Sin tener el factor cancha, los vitorianos se convirtieron en el auténtico verdugo de los equipos griegos. Se paseó invicto contra el Peristeri de Alphonso Ford (el máximo anotador de la competición) en octavos: dos victorias a cero. También salió indemne del duelo contra el Olympiakos del Pireo, el club más poderoso de Grecia, en cuartos de final (dos a cero). Y en semifinales, contra el AEK, venció los cuatro partidos que disputó, incluida la repetición del primero (por una canasta fuera de tiempo de los griegos). Kinder Bolonia En este caso, el máximo favorito para vencer la Euroliga respondió a las expectativas. Encuadrado también en el grupo B, el equipo de Ettore Messina se paseó hasta la final. Fue el mejor equipo de toda la competición en la primera fase, con nueve victorias y una sola derrota, en la primera jornada (contra el AEK, y por un punto). La mejor plantilla del continente, con un ramillete de aleros impresionante (Rigaudeau, Ginobili o Abbio) y un pívot contundente como Rashard Griffith, se paseó también en octavos de final contra el Estudiantes, aunque en cuartos de final sufrió más para derrotar al Olimpia de Liubliana en dos partidos. Pero la mayor exhibición la dio en semifinales, cuando sólo necesitó tres partidos para derrotar a sus vecinos boloñeses del Fortitudo, otro grandísimo plantel de jugadores.