ARGENTINA
El Congreso aprueba las nuevas medidas económicas para remontar al país
Por Raquel González
2 min
Economía06-01-2002
Con un debate de 13 horas se puso fin a un modelo económico con 11 años de arraigo en tierras argentinas, la paridad entre el peso y el dólar. La situación, tachada de insostenible tanto desde el exterior y el interior de Argentina, no podía aportar más que disgustos y presión a una ciudadanía harta de tantas exigencias fiscales y sociales.
Ahora, un peso valdrá 1,40 dólares, por tanto, todos los productos importados que se compran en dólares aumentarán de precio, aunque los empresarios se han comprometido a contener la inflación todo lo que puedan. Además, se fijarán precios máximos para los medicamentos y el combustible. Con todo, se espera una inflación del ocho por ciento para el presente año. Para que la medida sea menos traumática socialmente, los ciudadanos con deudas en dólares verán cómo sus créditos se transforman en pesos, ya que si tuviesen que pagar en dólares verían aumentar su deuda. Pero no todos los deudores correrán con esta suerte, sólo aquellos cuya deuda no supere los 100.000 dólares (115.000 euros, aproximadamente 19 millones de pesetas). El llamado corralito, por el cual los argentinos no pueden sacar más de 1.000 dólares al mes del banco (1.141 euros, 190.000 pesetas), sigue vigente, aunque se amplía a 1.500 dólares por mes (1.712 euros, 285.000 pesetas). Esta medida aguantará como mínimo durante seis meses y como máximo dos años, tiempo que Eduardo Duhalde permanecerá presidiendo Argentina. Las grandes empresas que operan en Argentina, entre ellas las españolas, se han puesto nerviosas con las nuevas medidas tomadas por Duhalde, que ha adquirido poderes especiales para regular la economía del país. El presidente argentino ha denunciado que está teniendo presiones por parte de estos grandes grupos. El diario bonaerense Pagina12 aseguró que el propio José María Aznar había pedido a Duhalde que se subiesen las tarifas de estas empresas en la misma cantidad en que el peso se había devaluado. Según el diario, Aznar amenazó con que si esto no se cumplía, las empresas españolas podrían abandonar Argentina. Las más afectadas serían Telefónica, que tendría que pesificar sus facturas, con lo cual perdería un alto porcetaje de los beneficios previstos. Repsol-YPF tendría que pagar entre 1.200 y 1.500 millones de dólares como consecuencia de un impuesto a la exportación de hidrocarburos que contempla el nuevo plan de emergencia. Ese dinero iría destinado a indemnizar a los bancos que también verán mermadas sus ganancias al tener que cobrar las deudas en pesos, en lugar de en dólares. Entre ellos, hay bancos con capital español, el BBVA y el BSCH. Todas estas empresas españolas ya han sufrido las consecuencias de la crisis en la Bolsa.