CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Pies hermosos
Por Álvaro Abellán
1 min
Opinión11-07-2004
Pasear por la tristeza es difícil. Sólo la mujer de los pies hermosos sabe vagabundear por la tristeza. Demasiadas veces evitamos entrar en la desolación: rodeamos parte esencial de nuestra naturaleza dolida y apartamos las espinas que amenazan nuestro corazón; pero el precio es no conocernos. El mapa del alma humana está incompleto si no reproduce la calle melancolía. Otras veces, empujados por la circunstancia o fascinados por su posibilidad, entramos en la tristeza y no podemos salir de ella. La habitamos, se configura en nuestro hogar y el resto del mapa -la Gran Vía de la Relación, el barrio de la Alegría, etc.- queda borroso y oculto, como un sueño de infante. Sólo la mujer de los pies hermosos sabe vagabundear por la tristeza. Aletea sobre ella con silencio reverente. Observa, asombrada, su estructura. La comprende. Descubre las entradas malditas, las salidas envenenadas y las puertas secretas que conducen a la verdad. Sin nada que ganar o perder, más que a sí misma, guía a los hombres desesperados, melancólicos, nostálgicos y mustios que sólo pueden mirar al suelo. Al suelo, y a los pies. Por eso sólo la mujer de los pies hermosos puede rescatar de la tristeza.