SIN ESPINAS
Ganó la abstención
Por Javier de la Rosa2 min
Opinión14-06-2004
Y por mayoría aplastante, lo cual es muy triste porque define el nivel de interés del españolito de a pie por la política europea. Con un treinta y poco por ciento de participación, uno se da cuenta de que los españoles creen que nos jugamos más en la Eurocopa que en el Europarlamento. Una participación 17 puntos más baja que en 1999. Los candidatos decidieron no hablar de Europa en la campaña porque sabían que la gente no entiende ni papa. Por eso, se dedicaron a hablar del 11-M y de la guerra, que eso sí se entiende mejor. Además, estoy seguro de que los ciudadanos que el domingo ejercieron con responsabilidad su mermado derecho al voto, no serían capaces de dar el nombre de los cinco primeros eurodiputados de las listas del PSOE y del PP. La mayoría seguro que llega a Borrell y Mayor Oreja pero ¿y detrás? Pues entonces olvídate de hablarles de porcentajes en el reparto de poder, del sistema de doble mayoría o de las ayudas al aceite, al algodón y al tabaco. La gente de a pie tampoco sabe la diferencia entre Parlamento Europeo, Comisión Europea, Consejo Europeo, cumbre europea. ¿Qué es el Ecofin? ¿Quién preside el Banco Central Europeo? Me imagino que si eres periodista o ciudadano responsable tendrás claros todos estos conceptos, pero la mayoría no tiene ni pajolera. El sistema electoral es antediluviano en España y en Europa y el derecho al voto, algo demasiado relativo para no caer en ambigüedades. Dicen que es el sistema más perfecto que podríamos tener, pero la verdad es que es el más sometido a la dictadura de la ignorancia y la estulticia; dos causas que han llevado a la caída de varias civilizaciones a lo largo de la historia. Mientras, los políticos se siguen aprovechando de que la realidad ofrece varios prismas, aunque sólo una de todas esas miradas sea la certera. Por defecto, esta vez, ambos partidos tenían razón en sus valoraciones post resultados. El PSOE ha ganado por la mínima pero ha vencido a su gran enemigo histórico: la abstención. El PP ha recuperado parte de la confianza que perdió el 14-M y, después del varapalo que sufrió hace tres meses, afrontará estos años de oposición sabiendo que le pisa los talones al PSOE. Pero lo más relevante de todo no son esos dos análisis sino que la gran victoria es para el sesenta y tantos por ciento de españoles, una mayoría aplastante que voto al partido del “a mi me importa un pimiento la política europea”. Y como siempre que hay un gran ganador aparece un gran derrotado: la democracia y la defensa de nuestros verdaderos intereses.