SOCIEDAD
La Confederación de Consumidores alerta sobre el creciente endeudamiento familiar
Por Paula Escalada Medrano
1 min
Economía12-06-2004
En la sociedad actual, el dinero es poco más que indispensable para vivir; muchos creen que también lo es para ser feliz. Así, los bancos ejercen hoy como hermanitas de la caridad: reparten dosis de felicidad a diestro y siniestro. Dosis que sientan bien cuando llegan, pero que luego cada comienzo de mes hacen acto de presencia en muchos bolsillos y gargantas de los consumidores, asfixiándoles ilusiones.
La Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU) habla claro: un 19 por ciento más de deuda en tan sólo un año. Máximos históricos que alertan sobre un crudo futuro, “hacen presagiar una situación a medio plazo bastante preocupante para los bolsillos de los ciudadanos”. ¿Los motivos? Lo de siempre: crecen los gastos del día a día, mientras los sueldos y pensiones de los consumidores permanecen estancados. ¿Los culpables? La vivienda es uno de los principales. Sus precios siguen subiendo. Se calcula que aproximadamente el 80 por ciento de las deudas que contraen los hogares españoles es debido sus altos costes. La moda actual es tener hipotecas que no ahoguen, pero eso supone estar más de 35 años de vida pagando una casa. Pero las hipotecas también suben. El truco de los bancos es hacerlas de interés variable. Así, como el Euribor (índice de referencia en el cálculo de las hipotecas) sube, las hipotecas suben. El precio del petróleo también tiene la culpa. Cuando sube, todo parece acompañarle en su ascenso, todo parece necesitar combustible para funcionar. Al respecto, la CECU declara: “Si bien nos preocupa el precio del combustible por su repercusión directa en el consumidor, más nos preocupa la subida que ya están haciendo muchos sectores en sus productos y servicios, con lo cual el consumidor también tendrá que asumir los incrementos indirectos en esos sectores”. Lo dicho: todo va junto al petróleo. Por esto la CECU ha lanzado un mensaje al Gobierno y solicita campañas de información y formación a los consumidores para ayudarles a una buena planificación de su endeudamiento. Hay que enseñar a los consumidores que el dinero prestado también vale dinero.