ANÁLISIS DE LA SEMANA
La persona
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad23-05-2004
Aunque llevase un vestido de novia de Pertegaz, con una cola de más de cuatro metros; aunque su cabeza estuviese presidida por una tiara de la Reina; aunque sus padres no vivan juntos y ella hubiese estado casada antes. La que desde el sábado 22 de mayo es Princesa de Asturias, doña Letiza, mal que le pese a muchos, es una persona. Una persona como los demás, que no puede controlar la lluvia en el día de su boda -por la Iglesia-, en la que habrá más fallos que en ninguna, más errores que en cualquier otra, más gestos de mal gusto que en el resto porque miles de personas están observando con lupa todo lo que se perdonarían a sí mismos. Pero a ella, no. A él, tampoco. Es como si un príncipe no pudiese buscar un pañuelo de papel en el bolsillo para ella ni sostener el ramo de novia de quien acaba de convertirse en su esposa. Tampoco los niños pueden ser niños, porque no son personas. Los niños, por muy de realeza que sean no pueden jugar. Seguro que quienes más critican no los tienen, o no los quieren, o si los tienen los dejarán sueltos en el restaurante, para que metan el dedo en el plato de quien está comiendo en la mesa de al lado. En esta ¿civilización? se entienden las cosas si sólo las explican los que más hablan. Pero muchas veces el que más habla o el que más grita no tiene la razón. Ni el que pega los golpes más fuertes, ni el que tiene más dinero o más influencias e intereses. Muchas veces los periodistas -¡ójala lo fuéramos todos!- olvidamos que detrás de las noticias -las noticias, no las invenciones, ni las calumnias, menos los insultos- están las personas. Y una palabra mal dicha o mal escrita puede desgraciarle la vida a alguien. Mil disculpas y un poco de tacto. Y que la envidia sea sana. Cuando las miradas lo dicen todo no hacen falta besos en la boca. Felicidades, pareja de dos -personas-.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo