SIN ESPINAS

La alfombra de la Radio

Por Javier de la Rosa2 min

Opinión26-04-2004

La noche del sábado fue especial. Estuve en Ponferrada con los grandes de la radio. Era en la entrega de los micrófonos de Oro de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión. La cena-gala fue el broche de platino a Ponferradio 2004, una semana completa en la que todos los grandes programas de la parrilla herziana se han realizado –in situ- en la capital del Bierzo. Allí estaban Matías Prats hijo, Iñaki Gabilondo, Concha García Campoy, María Teresa Campos, Consuelo Berlanga, José Antonio Abellán y un largo etcétera; del mundo de la televisión, Emilio Aragón y Carlos Latre; de la política, José Bono y Esperanza Aguirre; de la canción, Mónica Molina y Francisco; del baile, Sara Baras y Antonio Canales; del cine, Alfredo Landa y Chicho Ibáñez Serrador; del deporte, Nani Roma y Blanca Fernández Ochoa; y del toreo, Enrique Ponce. Todos ellos, auspiciados por Luis del Olmo. Son sólo algunos nombres, la mayoría de los galardonados con esos micrófonos de Oro, que estoy seguro de que se van a convertirse en premios de referencia para los que estamos en el mundo de las Ondas. Primero, por el tesón que está poniendo Luis del Olmo. Se está dejando la piel porque quiere que ese sea otro de sus grandes legados a la Radio, por la que ya tanto a hecho. Además, en su tierra, que tiene mucho que ofrecer y que él está catapultando. La ha convertido ya en sede permanente de la entrega de estos premios y no me extrañaría que Ponferrada terminara siendo la Ciudad de la Radio. Luis de Olmo ha unido la historia del Bierzo a la radio, y sus gentes han abrazo con tremenda responsabilidad la tarea del volcarse con todos aquellos que amen este medio de comunicación. Los ponferradinos han vivido con un entusiasmo inigualable esta semana de la radio, acudieron en masa para ver los programas y después a las puertas del Palacio del Toralín, donde se celebró la entrega de Premios. En una gala con alfombra roja donde estaban todos los que han nacido para ganarse la vida contando cosas.

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