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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

El diálogo

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión18-04-2004

Ha dicho Zapatero en la sesión de investidura que él ni es “nominalista” ni cree en los “debates nominalistas”. Menos mal que luego lo explica: dice que a él no le interesan los debates sobre lo que es nación, España, independencia, autodeterminación, etc. Menos mal que lo explica, digo, porque en realidad ha querido decir lo contrario: que él es un nominalista; que, para él, independencia, España, nacionalismo, etc. no son sino flatus vocis, palabras vacías, sin contenido real sobre el que discutir. A eso precisamente se le llama nominalismo. Pero la confusión conceptual de Zapatero no termina aquí. Dice que su sello y talante va a ser el diálogo. Debería saber Zapatero que diálogo (dia-logos) es una palabra griega que designa el modo en que los filósofos clásicos conocían el Logos, es decir, la estructura racional de la realidad. Los griegos creían poder conocer la realidad precisamente gracias al lenguaje, a las palabras, que eran el logos en minúscula, algo así como el conjunto y el orden de conocimientos que tenían sobre el mundo. Para poder dialogar, por lo tanto, son necesarias dos cosas: primero, creer que las palabras designan realidades y que esas realidades pueden ser conocidas y compartidas por los que dialogan; y segundo, asumir que las personas que dialogan tienen una visión del mundo coherente, cerrada, articulada que están dispuestos a compartir con el resto de interlocutores. Del nuevo presidente del Gobierno conocemos dos cosas: que quiere dialogar, pero que no cree que las palabras designen conceptos reales. Y desconocemos otra: cuál es su logos, su sistema de ideas y creencias, sus convicciones, aquello sobre lo que quiere dialogar. Le agradeceríamos, para poder dialogar de veras con él, que nos explique al menos qué entiende él por diálogo y cuáles son sus posturas y convicciones sobre estos temas metafísicos que parece despreciar, si es que las tiene. Si no lo hace pronto, mantendrá esta paradoja de ser quien más habla de diálogo y quien menos dialoga, por no exponer una sola idea propia sobre qué es y debe ser este proyecto que tiene entre manos y que algunos nominalistas -pobres mortales- llaman España.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach