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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Elecciones espectaculares

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión08-03-2004

Con la sana intención de clarificar conceptos sobre las realidades que nos acaecerán de aquí al próximo domingo, nos parece oportuno suspender nuestra tradicional narración para acudir al muy abandonado diccionario clásico del sentido común. Éste es el resultado de la búsqueda: Acontecimiento: Suceso o hecho de cierta importancia, que trasciende lo cotidiano y se convierte en algo significativo para la vida de una persona, una comunidad o la humanidad. Es decir, las elecciones del domingo y, en concreto, la acción u omisión, responsable o irresponsable, consciente o inconsciente, de cada ciudadano durante ese día. Espectáculo: Función o diversión pública que se ofrece a la vista y es capaz de atraer la atención y provocar sensaciones o sentimientos a un sujeto más o menos pasivo. Acción que causa escándalo o gran extrañeza. No busca la participación intelectual del sujeto, sino su pasión o emoción, y no le ofrece un papel relevante. Es decir, justo lo que nos procuran los actuales políticos españoles un día tras otro, incluido el fascinante y narrativamente estructurado recuento de votos, hasta que se da a conocer el resultado de las elecciones. Evento: Eventualidad o hecho imprevisto. Sí, aunque la mayoría de los periodistas se empeñen en enunciar y programar en la agenda diversos eventos -como, por ejemplo, las próximas elecciones- la palabra y su raíz -de donde viene también el vocablo eventualidad- significan, propiamente, lo que sucede sin estar en la agenda, ni preverse. En efecto, la boda del príncipe, una vez anunciada, tampoco es ya un evento, aunque una eventualidad podría evitar que sucediera. Política: desde la antigua Grecia, actividad del ciudadano en los asuntos públicos. Es lo contrario de lo que hacen nuestros políticos, empeñados en tratarnos como espectadores, como objetos de manipulación, como votantes, como adeptos, como seguidores fieles e irreflexivos. De ahí que se acuñaran en los últimos tiempos vocablos impensables para los nobles griegos, como política-ficción. Política ficción: (ver: Refresco y palomitas) 1. la función de los políticos, su espectáculo, sus extrañezas y escándalos, sus actuaciones dirigidas al votante-espectador en lugar de al ciudadano. 2. Dícese también de la realidad inventada fruto de semejantes e irresponsables actuaciones. Política del siglo XXI: el intento de algunas personas de recuperar el espacio público y el debate intelectual para el hombre, con la intención de ser ciudadanos y de participar en acontecimientos y con la esperanza de no ser meros espectadores.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach