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APUNTES DE BANQUILLO

La segunda oportunidad

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes07-03-2004

Johann Muehlegg vuelve a la competición después de dos años sancionado, en los que ha dudado si dejaría la competición –no en vano, cuenta con 33 años y el esquí de fondo es una disciplina muy exigente en el aspecto físico– . Su rehabilitación es una buena noticia: no en vano, como reconocía el secretario de Estado para el Deporte, “el atleta tiene que poder competir en igualdad de condiciones que los demás”. El esquiador hispano-alemán, que perdió por dopaje la última de las tres medallas que consiguió en los Juegos Olímpicos de invierno de Salt Lake City, en 2002 –las otras dos las perdió por simpatía, es decir, por aplicar los principios de la Carta Olímpica, un criterio quizá discutible, al primar sobre la presunción de inocencia de los resultados que no dieron positivo en el control antidopaje, pero criterio al fin y al cabo–, debe demostrar ahora que sus condiciones para llegar a los éxitos, como la Copa del Mundo que consiguió en 2001, siguen intactas. Aunque ha perdido dos años de su carrera, aún está a tiempo de demostrar –y sobre todo, demostrarse– que es capaz de rendir al nivel de los mejores, mal que pese a muchos que lo quisieron hundir. Muehlegg, como era previsible, ha perdido buena parte de sus privilegios y tendrá que estar sometido a los criterios y lugares de entrenamiento que diga la Federación. Saldrá beneficiado si consigue integrarse con el resto del equipo español. Juanito, al que se le perdonó casi todo cuando se nacionalizó, allá por 1999, por aquello de conseguir resultados en la alta competición, se fue labrando una fama de solitario que lo perjudicó a la hora de enfrentarse a las presiones de Noruega y Canadá, dos países con más tradición y peso en la Federación Internacional. La experiencia debe servir, ante todo, para mejorar el seguimiento de los atletas por parte de la Federación Española, amén de incorporar nuevos métodos de trabajo y entrenamiento que sirvan para mejorar el rendimiento de los demás esquiadores. El reto debería ser el de conseguir que nombres como el de los hermanos Fernández-Ochoa, el del propio Muehlegg y el de María José Rienda –que ha conseguido tres podios esta temporada– no sean los únicos en encabezar las opciones de los españoles, sino conseguir un verdadero equipo, a pesar de las dificultades técnicas –principalmente por la falta de nieve, pero también de innovar con respecto a los materiales y otras tecnologías, por la falta de tradición–. Tal sería la mejor demostración de que se ha aprendido del caso Muehlegg.

Fotografía de Roberto J. Madrigal