Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN ESPINAS

La Pasión de la Izquierda

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura3 min
Opinión29-02-2004

Cristo siempre será contestado. Es la cruz de aquellos que luchan contra Él. Ahora muchos están devanándose los sesos para explicar el fenómeno que se avecina. 26,5 millones el día del estreno en EEUU. Entre las tres películas más taquilleras de la historia del cine. Los más hipócritas la tachan de violenta cuando no han movido un dedo para evitar que en los últimos 10 años de celuloide americano, Hollywood nos haya presentado cada uno de los acontecimientos importantes de la historia con toda su crudeza. Nadie dijo nada cuando estrenaron Salvad al soldado Ryan para mostrarnos los horrores de la guerra. No hubo ni un judío que protestara por aquellas escenas de La lista Schildler o de El pianista, que enseñaban con todo realismo y brutalidad el genocidio que sufrieron. Son sólo unos ejemplos de películas oscarizadas y reconocidas por el gran público. Nunca escuché o leí tal crítica antes de su estreno. La necedad llega hasta límites insospechados cuando se la califica de antisemita. Tengo en tanta consideración a los judíos que me niego a creer que de ellos haya salido la idea de que esta cinta pueda fomentar el antisemitismo. Inmediatamente después, la sospecha cae sobre Mel Gibson, a quien se acusa de haber promovido esas dos contestaciones a La Pasión para fomentar su difusión. Vamos, que se las ha inventado para hacer más propaganda de su película. Indudablemente que le ha ayudado y ha aprovechado la polémica; pero de ahí a decir que él las ha generado es tan retorcido como el instigador que ha visto cómo le ha salido el tiro por la culata. No se engañe nadie. Es la izquierda más reaccionaria de EEUU y, cuando llegué a España, la de este país, quien está y estará temerosa de que esta película sea un éxito a todos los niveles. Tienen pánico de que el mensaje de Cristo siga calando en el corazón del ser humano. Por eso, seguirán enredando todo lo que puedan tratando de venderle a la gente que Cristo no interesa. He visto y leído ya su resentimiento, su miedo, hablando de conspiraciones, escribiendo sobre que se avecinan olas de fundamentalismo cristiano, de pesadillas inexplicables y para las que no encuentran argumentos. A estos hay que unir a los neoliberales del fundamentalismo capitalista. Los dueños del cotarro. Los que sostienen el negocio consumista y para los que cualquier atisbo de espiritualidad en la sociedad destrozaría su establishment materialista. Esos, simplemente pagan para que se escriba en contra o no se distribuya la película. Pero se ahogan en sus propios vómitos. Ante el olor del dinero y el éxito que se prevé han decidido habilitar todos los canales de distribución posible. Que se lo digan ahora a su director, que necesito Dios y ayuda, nunca mejor dicho, para encontrar distribuidoras. Yo sólo me quedo con el sueño que Mel Gibson se propuso hacer realidad con esta película. Arriesgó su propio dinero, invirtió en fe y utilizó los medios que tenía a su disposición en el siglo XXI para que todos conociéramos más y mejor lo que Jesucristo hizo por cada uno de nosotros. El día del estreno se hizo “el milagro de los panes y los peces” y casi recuperó su dinero. Pero eso es lo de menos, porque él quería que tú, yo y los que tenemos miedo a Jesucristo y a lo que compromete su mensaje, le conozcamos mejor, seamos felices y dejemos de crucificarle cada día.

Fotografía de Javier de la Rosa