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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

¬Mystic river¬

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión29-02-2004

Todos los años y unánimemente los periodistas efectúan un alarde de originalidad ya recurrente y -por una vez- de verdadera crítica cinematográfica. Evidentemente, no critican a las películas, las productoras o los actores, sino a la Academia. A posteriori, como buenos agoreros, hacen recuento de los oscars que se quedaron sin repartir, de los genios jamás premiados, de los injustos olvidos, de las grandes premiadas ya olvidadas, etc. No obstante, la verdadera crítica no es esa. La crítica útil no consiste en la fácil tarea de desmaravillar al público en la noche mágica del cine. Eso es muy sencillo y sólo requiere dejarse llevar por los impulsos o por la corriente o, si el ataque es plenamente consciente, tener envidia insana y mal carácter. La crítica útil tiene que educar al espectador, ayudarle a saborear el buen cine y a abandonar las películas mediocres, por muy promocionadas que estén. “¿Quién soy yo para decirle a la gente qué película ver y por qué?” Dice el crítico tolerante. “Pues un crítico, inútil”, habrá que responder a quien tiene tan grave crisis de identidad. Un crítico y, además, un periodista, cuya triple tarea es informar, formar y entretener; aunque el peso de la segunda responsabilidad les haga a muchos abdicar de su cargo o, lo que es lo mismo, deformarse a sí y a sus lectores por inoperancia y estorbo. La verdadera crítica, decía, consiste en recordar que el Oscar a los efectos especiales tiene mucho de ciencia o artesanía y muy poco de arte; o que los oscars por los guiones, es decir, por los esqueletos y esencia de las obras cinematográficas, deben ser los más profundamente sopesados. La verdadera crítica consiste en recordar, por ejemplo, que Mystic river es una película del 2003 y de siempre, que conforma un sobrio y denso equilibrio entre la calidad del cine contemporáneo y la arquitectura del guión de la tragedia griega, pasando por el tratamiento formal del cine clásico. Consiste en decir que Mystic river cuenta la historia que quiere contar, una historia actual y eterna, y que a su servicio se pliegan absolutamente todos los recursos secundarios: desde la sobria interpretación de unos fantásticos actores que no van de estrellas hasta los recursos visuales, los efectos, las transiciones entre secuencias y la música. La verdadera crítica consiste en decir que este año se han hecho mejores y peores películas y, que de entre ellas, algunas, como Mystic river, destacan por no ser ni más ni menos que buen cine.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach