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APUNTES DE BANQUILLO

Espectáculo sin demasiado interés

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes29-02-2004

La Copa del Rey es especial, y más aún si es en Sevilla. La igualdad y el espectáculo son un hecho, pero hay un equipo, el Baskonia, que cuando está al completo se encuentra un peldaño por encima del resto, incluido el Barcelona. Los de Svetilav Pesic han perdido la ocasión de repetir la mágica triple corona que consiguieron hace apenas un año –la ausencia de Gregor Fucka empieza a convertir en alargada la sombra del lituano Sarunas Jasikevicius– y afrontan con demasiadas dudas el tramo final de la Euroliga y la ACB. La Copa deja varias noticias agradables, como la vuelta del Joventut entre los mejores –aunque aún se tiene que consolidar–, gracias a las virtudes de un Rudy Fernández que no para de crecer, y de un Real Madrid al que le falta reunir un verdadero equipo –más allá de Elmer Bennett y Kaspars Kambala– para aspirar a cotas mayores y revalidar un título que no consigue desde 1993.. La fortuna dio esta vez la espalda en las eliminatorias a un Estudiantes y un Pamesa Valencia que, a buen seguro, habrán tomado nota de sus errores para evitar que les suceda lo mismo en los playoff. Los aficionados al baloncesto no han salido defraudados, pero habrá que ver si sucede lo mismo con las audiencias televisivas. El apagón televisivo de las últimas temporadas no ha mejorado gran cosa, puesto que los canales públicos siguen sin tener interés por promocionar el deporte –los equipos modestos no aparecen en las retransmisiones, lo mismo que los partidos de la Euroliga y la Copa ULEB– y no han sabido aprovechar el tirón de la selección española. La marcha de los mejores jugadores europeos a la NBA, aunque comprensible, tampoco ayuda, por más que se constate que casi todos los mejores jugadores del continente están en la ACB. Jugadores como Dejan Bodiroga no tienen el mismo carisma que figuras como Vince Carter y Shaquille O’Neal –aunque hay que salvar las distancias, pues proponen estilos distintos de jugar al baloncesto–, y a las últimas revelaciones, como Arvydas Macijauskas y Rudy Fernández, les falta la continuidad para erigirse en banderas para atraer a los aficionados que siguen las andanzas de otros como Fernando Alonso, Juan Carlos Ferrero… El paraguas de la ACB, alejada por su planteamiento de las demás competiciones nacionales –la liga LEB y LEB2, principalmente, que apenas aportan jugadores por la estabilidad por la que ha optado la primera división del baloncesto, aunque es una decisión legítima porque son los clubes quienes organizan la Liga, no la Federación Española–, hace que la competición se convierta en un mundo aparte, casi como un reino de taifas, en el que la salud económica de los clubes depende de su capacidad para generar recursos atípicos y fidelizar al público que acude a los pabellones. Así que todavía hay que definir cuál es el interés general del baloncesto.

Fotografía de Roberto J. Madrigal