SIN ESPINAS
Yo me propongo
Por Javier de la Rosa
3 min
Opinión26-01-2004
¿Se acuerdan del “puedo prometer y prometo” de Adolfo Suárez? Gabriel Elorriaga, el jefe de campaña del Partido Popular ha ideado -imagino que siempre en consenso con Rajoy- que el nuevo líder del PP haga sus promesas electorales con una suave proposición que no deja de ser llamativa. Si se fijan en los discursos que don Mariano empezó a dar desde el lunes 19, tras la disolución de la Cortes, escucharán constantemente “Yo me propongo” crear 900.000 viviendas protegidas, “yo me propongo” poner en las calles a 32.000 policías. “Yo me propongo” poner 400 jueces más. Es una fórmula de expresión muy curiosa que seguro que ha sido bien cocinada en Génova. Destierra el prometer por prometer que tan poca confianza inspira a los ciudadanos. Y por otro lado, traslada el peso de la credibilidad de lo prometido, no tanto en la posibilidad de llevar a efecto la promesa sino en quien la formula. “Yo”, Mariano Rajoy, me propongo. No es yo propongo, sino yo me propongo. Esto de hacer que descanse toda la responsabilidad en el nuevo secretario general del partido tiene un claro objetivo: construir al líder. Es él quien asume todo el peso a la hora de tirar del carro como si no le hiciera falta más apoyo que el que lo ha catapultado hasta la cúspide política que ocupa actualmente. Generar la imagen del hombre hecho a sí mismo. Luego llegará el momento de delegar y de hablar de equipos pero ahora como decía un afamado periodista: es hora de “llenar el traje”. El estudiado personalismo tiene grandes peligros. Por ejemplo, querer hacernos pasar por el aro a los ciudadanos con la idea de que una persona por sí sola, Rajoy, es capaz de garantizarnos algo. El candidato del PP tuvo la desfachatez de comenzar su precampaña electoral asegurando que él era el garante de la estabilidad institucional, política y económica de la España futura. Y entonces dijo: ”yo soy...” Tal afirmación y tal intencionalidad en el discurso responde a esa idea de crear un líder pero incurre en el grave error de arrogarse una capacidad y una responsabilidad que no le corresponde asumir. La estabilidad la garantiza el régimen democrático de parlamentarismo constitucional que nos dimos los españoles hace ahora más de 25 años. Y en todo caso, será la política coherente de un partido político con una idea clara de España la que no la ponga en peligro. Pero nunca un sujeto o sujetillo que coyunturalmente tenga la posibilidad de llegar al poder puede hacernos tragar con la idea de que él es el “Mesías Salvador”. Por eso, entre las promesas de Rajoy podría aparecer esta ya: “Yo me propongo no caer en el error de mis predecesores Felipe González y José María Aznar, quienes hijos directos o indirectos del franquismo también llegaron a creerse salvadores de la patria, estrategas mundiales y garantes de nuestro régimen constitucional”. Si la división de poderes, la Constitución del 78 y la fortaleza de las instituciones democráticas no nos garantizan la estabilidad de nuestro actual régimen, es que todavía estamos en una dictadura. Los presidentes pasan.
