EE.UU.
Empieza la carrera electoral para los demócratas
Por Ángela González Rodríguez2 min
Internacional24-01-2004
Los habitantes de Iowa tienen fama de orgullosos y tozudos. "A nosotros nadie nos engaña", afirma el conductor de autobús George Slagle. Él es republicano, por lo que el lunes de la semana pasada no tuvo que ir a votar. Este no es el caso de los 530.000 demócratas registrados en Iowa, conscientes del importante papel que desempeñan como primer barómetro en el que se mide la popularidad de los candidatos de su partido a la Presidencia de EE.UU. y que si acudieron a su cita en las asambleas locales.
El sistema electoral estadounidense cuenta con una de las estructuras más complicadas de la democracia occidental. La selección de candidatos para las elecciones presidenciales de EE.UU. dura alrededor de un año y consta de comicios primarios y “caucus” o asambleas locales. La primera cita del proceso, que se culminará en los comicios del 2 de noviembre, es el “caucus” demócrata que se realizó el martes de la semana pasada en Iowa. En esta ocasión, el Partido Republicano tiene claro que su candidato será el actual presidente George W. Bush, quien aspira a estar otros 4 años en la Casa Blanca. Los demócratas, sin embargo, andan envueltos en un laborioso proceso de selección de su candidato, quien, por el momento, podría ser el senador de Massachustts, John Kerry, que se hizo con el primer puesto y el 38 por ciento de los votos las asambleas locales de Iowa. En los “caucus” se reúnen los electores, demócratas o republicanos registrados en el partido, que debaten la designación de los delegados (que se pronuncian por uno de los aspirantes). Estos delegados participarán, a su vez, en otros “caucus” de condado hasta llegar al estatal, donde se elige a los representantes que asistirán a la convención nacional. Este proceso es más largo y complicado que el de las “primarias” y fue creado para facilitar un debate intenso sobre los programas electorales de los aspirantes, aunque ocho de cada diez votantes estadounidenses admiten que no tienen ni idea de cómo funcionan. A pesar de la encarnizada lucha por lograr el mayor número de votos posibles y conseguir, de este modo, batirse con George Bush en las generales que se celebrarán el próximo 2 de noviembre, todos los candidatos demócratas coinciden al señalar que esgrimirán sus mejores armas contra los republicanos: no a la intervención armada en Irak, más derechos para las parejas de homosexuales y las no tradicionales, la legalización del aborto y, en definitiva, convencer al electorado estadounidense de su superioridad moral sobre su rival, el actual presidente de EE.UU.