CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Últimos cambios
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión28-12-2003
Publicado ya el anuario del 2003 en La Semana, me pregunto si no habrá que introducir algunos cambios (quizá ustedes los vean cuando esté publicado este artículo). El terremoto en Irán, por ejemplo. Sumarían sólo un par de líneas al anuario, aunque sean miles de personas hurtadas a este mundo. El setenta por ciento de las gentes de un pueblo que vio nacer hace miles de años la ruta de la seda. Tanta vida ya ausente que se nos escapa, que somos incapaces de contar en una o mil noticias y, menos aún, en un anuario. Sólo un par de líneas, me digo. Es cierto que los periodistas podemos contar pocas cosas. Muchas páginas, sí, pero aún más temas. Se espera de nosotros que demos datos -científicos- y color -detalles populistas o morbosos-; pocas líneas y tenemos que contar, casi siempre, lo accidental. Me pregunto qué pensará a la mujer iraní que sobrevive a 72 horas bajo escombros y es rescatada por un perro -animal impuro en esa esquina del mundo- y por un estadounidense -enemigo íntimo de su pueblo-. Me pregunto qué pasó por la cabeza de esta iraní en cada minuto de esas 72 horas y qué pensaba, paralelamente, la esposa del soldadito estadounidense que se quedó sola por Navidad gracias al terremoto iraní. ¿Cuál de las dos se sintió más desgraciada? ¿cuál pensó más en sí o en sus seres queridos? ¿Cuál se sentirá, cuando todo acabe, más afortunada? ¿Cuál habrá aprendido más del mundo, o de sí misma? Me pregunto qué son los desastres naturales para el hombre, o para según qué hombres y de qué pueblos. Me pregunto qué pinta el hombre en todo esto. Muchas cuestiones abiertas para un humilde artículo de un cansado articulista que piensa ya en el año nuevo. Muchas preguntas y, sin embargo, todas importantes. Más importantes que todas las demás preguntas que sí nos serán respondidas y actualizadas minuto a minuto por los periódicos. Datos y color efímeros, vivos hasta mañana o hasta dentro de un año, cuando queden dos líneas en un anuario. Y las otras preguntas... habrá que esperar a que algunos periodistas recuerden que una crónica es también una obra de arte fiel a una realidad mucho mayor que los datos.
