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La Constitución de la discordia

Por Chema GarcíaTiempo de lectura2 min
Internacional13-12-2003

El reparto de poder en el seno de la Unión Europea. Éste fue el escollo insalvable que provocó el fracaso de Cumbre de Bruselas celebrada la semana pasada, la cual se cerró sin que se hubiese conseguido aprobar el borrador de la futura Carta Magna europea. La propuesta final de Constitución presentada por la Presidencia italiana mantuvo el sistema de “doble mayoría” gracias al cual se deberían tomar las decisiones en la futura Unión. Un sistema que hace que una decisión tenga que ser aprobada por una mayoría de los 25 países, esto es, 13 de ellos, además del hecho de que estos estados deban representar a una mayoría de población que alcance el 60 por ciento.

hFrente a este sistema de reparto de poder para el Consejo y el Parlamento, el acordado en el Tratado de Niza que entró en vigor en 1 de febrero de 2003 es un sistema ponderado en el que los 25 países de la futura UE se reparten 321 votos. De esta forma, las dos naciones más opuestas al sistema de “doble mayoría”, España y Polonia, contarían con 27 votos, muy cerca de los “grandes” de la Unión: Francia, Alemania, Reino Unido e Italia que contarían con 29 cada uno. En la cita de Bruselas, el borrador de la Constitución fijaba un método de voto con el que salían reforzados los países con mayor población, como Alemania y Francia, que suman el 30 por ciento de la población europea. Madrid y Varsovia se oponían porque estos dos países tienen más peso político que demográfico. El sistema de reparto de poder no ha sido el único obstáculo de la Constitución. La formación de la Comisión Europea ha sido el caballo de batalla de los países más pequeños, en especial de los que ingresarán en mayo de 2004 porque desean contar con un representante en ella, lo que elevaría el número de miembros del Ejecutivo por encima de los previstos ahora en el borrador: quince comisarios con derecho a voto, y otros quince sin él. En lo que se refiere a las novedades de la Carta Magna, ésta incluye el nuevo cargo de presidente que tendrá un mandato de dos años y medio, renovable por el mismo periodo y cuyas funciones serán las de coordinar los trabajos del Consejo Europeo y la representación exterior. Asimismo, los consejos sectoriales no estarán presididos por un país cada seis meses como se venía haciendo hasta ahora sino que lo dirigirá una figura denominada “superministro” de Exteriores, otra figura de nueva creación. El Consejo de Economía y Finanzas elegirá su presidente entre los ministros participantes, que tendrá un mandato de dos años y medio. Los demás Consejos serán presididos por equipos de presidencias de tres países. Mientras, el ministro de Exteriores asumirá las competencias que hasta ahora se dividían en los cargos de comisario de Exteriores y representante de Política Exterior y Seguridad Común, además de ser vicepresidente de la Comisión Europea. El borrador de la Constitución aumenta la capacidad del Parlamento europeo para influir en las decisiones del Consejo ya que podrá decidir junto con éste en determinados temas. Finalmente, se establece el respeto a la “integridad territorio” de cada Estado. El texto discutido en Bruselas fue elaborado durante 15 meses por la Convención para el Futuro de Europa, una comisión de carácter consultivo que estaba formada por 105 representantes de los parlamentos nacionales, de los gobiernos y de las instituciones comunitarias. La Convención estuvo presidida por el francés Valery Giscard D'Estaing.

Fotografía de Chema García