Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE LA SEMANA

¿Qué comemos?

Fotografía

Por Javier BragadoTiempo de lectura2 min
Sociedad08-07-2001

Dioxinas, encefalopatía espongiforme, peste porcina clásica, alimentos transgénicos,... se han convertido en palabras de uso cotidiano referidas a la alimentación. Los niveles de calidad de los países más desarrollados son exigentes, como reconocen todos los investigadores, y aún así se cuelan enfermedades y males derivados de la alimentación que parecían aparcados en los libros de medicina o nuevos perjuicios derivados de una industria que busca sacar la mayor rentabilidad. Así nos encontramos con el aceite de orujo de oliva, bastante más barato que los aceites vírgenes pero apenas empleado. Se consigue aprovechando los deshechos de los otros aceites y su proceso ha variado en los últimos años. Sin embargo, las propias empresas se han comprometido a eliminar el producto que ha producido la alerta sanitaria: los benzopirenos. Claro que, con aparente celeridad, Celia Villalobos, ministra de Sanidad, se ha apresurado a retirar todas las botellas y en otros países han tomado medidas similares. Con la misma rapidez con la que se ha llegado a la medida de prohibir las transfusiones de sangre a españoles que hayan estado durante los últimos años en el Reino unido. Las vacas locas, un problema supuestamente solucionado sigue dando que hablar y parece no estar resuelto. En cambio, los avances de la tecnología han posibilitado que un hombre se mantenga con vida con un corazón de plástico, una posibilidad más cercana hasta ahora en las obras de ciencia-ficción. En lo que no hay progreso es en las actitudes de algunos, como revela un informe de SOS Racismo en el que se detalla el aumento del odio hacia los extranjeros en España. La actitud que sí podrá modificarse es la de algunos padres a la hora de dedicar su tiempo a los hijos. Al menos, en Asturias ya existe el permiso de paternidad.

Fotografía de Javier Bragado