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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

"Si tú no estás aquí"

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión30-11-2003

Rosana escribió una letra inspirada por los dioses: “Si tú no estás aquí, me sobra el aire”. El universo cobra nuevo sentido a la luz del “tú”, del mismo modo que toda la realidad queda irrespirable, incómoda y oscura sin el otro. Por eso decía Buber: “Cuando pronuncias ‘Tú’ no tienes nada, pero estás en relación”. En relación es el único modo de estar del hombre. Pero hay relaciones y relaciones. La Europa del euro y las naciones nos invita a pensar que las relaciones son de choque, de confrontación, de marcar límites, de perfilar diferencias, de unirnos en la moneda y pelearnos por una política económica común. Así lo entienden los franceses y bien que lo refleja el sabio Benedetti, al concluir su relación de grietas en el mundo con la que separa a “franceses y no franceses”. Hoy cabría añadir: “franco-alemanes y no franco-alemanes”. Pero no dejemos que los aficionados a la política que entorpecen la misión de los países -es decir, los presidentes- oculten una realidad bien distinta. La Europa real no se vincula en torno a una moneda única, tan artificial como el esperanto -idioma único; o único idioma que no habla nadie-. La Europa real la vivimos cada día en las calles, los bares, los museos, las universidades. El otro día aprendí a pronunciar “Heidegger”. Me ayudó una alumna mía, alemana. Esos son los europeos: peregrinos en busca de maestros y discípulos, reunidos para aprender casi cualquier cosa, preferiblemente algo inútil y bello, algo que un estadounidense -o un aprendiz de político europeo- llamaría “perder el tiempo”. Ella intentaba comprender qué quería decir yo con eso de “ente”. Yo le pedía que me ayudara a pronunciar unas cuantas palabras. Y aquello derivó en el estilo, las traducciones, la vocación, las diferencias culturales... y dos libertades, culturas, idiomas y formas de pensar se entrelazaron, aprendieron una de otra, se miraron al rostro y se reconocieron. La misión de España y su libertad no termina donde empieza Francia, sino que surge y cobra sentido con ella. Con Francia, y más allá. Porqué mi “tú” también peregrina y estando en Roma, está en su casa.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach