SIN CONCESIONES
La Envidia
Por Pablo A. Iglesias1 min
Opinión09-11-2003
Tan mala como la mentira o la vanidad. Así es la envidia. Uno de los siete pecados capitales. El impulso rencoroso por no tener lo que otro sí tiene es un sentimiento muy humano. Pero, especialmente, es un rasgo muy español. En este país de borbones la envidia suele ser la causa de muchas traiciones y comentarios. El anuncio matrimonial del Príncipe Felipe y la periodista Letizia Ortiz no podía ser menos. La gente de la calle está encantada. Pero en los despachos se oyen todo tipo de críticas infundadas y reproches fruto de anhelos inalcanzados. Desprestigian a la periodista por ser demasiado delgada, por demostrar su bagaje cultural, por tener personalidad, por estar pendiente de las cámaras, por ser guapa e incluso por estar enamorada. Cualquier cosa vale a quien vive de la demagogia para arremeter contra la futura reina de España. Quienes presumen de republicanos no la quieren ahora porque es plebeya y quienes siempre han defendido a la Corona la descartan por estar excesivamente preparada. Ni hay argumentos ni hay coherencia. Sólo hay envidia. La envidia es un sentimiento puramente español y detestablemente humano. Doña Letizia no es la primera víctima y, a buen seguro, tampoco será la última. Es cierto que muchas de las cosas que están pasando en el Palacio de La Zarzuela no son propias de un cuento de príncipes y princesas. Pero, o se cuentan o se callan. Criticar sin datos, sin premisas y sin argumentos tiene un nombre: difamar. Lamentablemente, España tiene una amplia experiencia en promulgar toda clase de mentiras. Otro pecado tan malo como la la ira, la soberbia o la envidia.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito