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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Pandilleros

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
España28-09-2003

Imaginemos por un momento qué sería de España con una posible victoria del Partido Socialista en las próximas elecciones generales. Mejor ni imaginemos. Porque sería como poner a la cabeza del país a un pandilla de incautos irresponsables de los que sólo puede esperarse que dirijan España “montando lío”. Ésa es la gran estrategia del gran equipo de Zapatero: la vamos a liar. “Si ganamos, la liamos” sería el único lema de campaña verdaderamente sincero y transparente para este partido que está a punto de conseguir para el PP una aplastante mayoría absoluta. Cualquier otro eslogan será una gran mentira: una gran mentira más. No hay motivos para la risa: la amenaza nacionalista y secesionista se cierne sobre España con el último desafío del fundamentalismo vasco, y la oposición con esos pelos, jugando a ser la pandi de los malotes, rompiendo los cristales del Pacto de la Justicia y alborotando su propio gallinero más de lo que está, con Maragall asintiendo a los reclamos vascos y Chaves apuntando en una lista las futuras conquistas de un futuro nuevo Estatuto andaluz. No es un mal de ojo lo que padece el PSOE: es que se coge antes a un mentiroso que a un cojo, y el carnaval que se vive en el Partido Socialista se está marchitando dejando bajo las máscaras las caras demacradas de quienes pensaron que podían engañar a todos. Zapatero da lástima porque no ha sido capaz de forjarse un equipo de gente buena y capaz, honesta y con verdadero espíritu de servicio público. No hay motivos para la risa, no: romper el Pacto de la Justicia jugando a hacerle al Gobierno la trastada es jugar con todos los españoles, con sus derechos, con sus familias, con sus bienes, con su libertad, cuando la oposición debería mostrar ese talante político del que sabe lo que es importante en cada momento: y lo que importa ahora es que hace seis años Miguel Ángel Blanco fue asesinado por un terrorismo al que el nacionalismo vasco le ha hecho el juego, y al que pretende venderle ahora la independencia de un trocito de España a cambio de que dejen de matar. No ha sido posible la unidad contra el delirio nacionalista porque el Partido Socialista padece esa misma enfermedad. Zapatero no ha sabido combatirla: el ser de España estaba por encima de sus intereses electoralistas. No lo ha sabido ver, o quizás le han asesorado mal. La ambición por el poder de sus secuaces se ha impuesto a lo verdaderamente importante, y los votantes castigarán la insensatez.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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