SIN ESPINAS
Mortadelo Sevilla y Zapatero Filemón
Por Javier de la Rosa3 min
Opinión28-09-2003
Lo del otro día parecía un cómic dibujado por el propio Francisco Ibáñez. Al PSOE no le hace falta que le pongan micrófonos ocultos porque ya se los dejan abiertos ellos para demostrar el mega background de Zapatero. ¡Manda huevos! que diría otro al que se le quedó abierto el chisme nada menos que en el Congreso de los Diputados. En el circo socialista los enanos crecen, se reproducen pero nunca mueren. Ese: “¿he estado bien, Jordi?”, que le preguntó José Luis a su responsable de Economía me sonó a: "¿He dado el pego, Jordi? ¿Les he engañado bien, Jordi? ¿Parece que sé de Economía, Jordi?" Y como Mortadelo a Filemón, Jordi le contesta: "No se preocupe jefe, se ha equivocado en un par de chorradas. Esto lo arreglamos en dos patadas, se lo explico en dos tardecitas". Luego aparece Caldera: "No seas tonto José Luis, has estado muy bien". Responde Zapatero: "No, si el problema es que me guste esto de la economía". Ese día, o adelantaron El Guiñol de Canal Plus a por la mañana o algún guionista del programa le cambió los papeles a Zapatero. El caso es que ni los creativos más avezados de los muñecotes hubieran podido idear una parodia tan surrealista. Hace unos días le decía a un amigo que el líder de la oposición se parece cada vez más a sus imitadores. Es como si ellos le ayudaran a imitarse mejor a sí mismo con la idea de marcar más su carisma. Algo parecido le pasó a Aznar, cuyo carisma es precisamente la ausencia de carisma. Para rematar la jugada salió de nuevo a escena Caldera henchido de gozo por lo bien que lo había hecho su secretario general: “Y ahora la vamos a liar con el Pacto de Toledo”. Grave es que a alguien se le quedaran abiertos los micrófonos, pero más grave y sobre todo imprudente es hacer ese tipo de comentarios delante de cámaras y micrófonos inmediatamente después de terminar una comparecencia. No quiero ni pensar las conversaciones que trendrán puertas para adentro sobre las cuestiones de Estado si la realidad refleja una diferencia tan grande entre lo que le cuentan al electorado y lo que se les pasa por la cabeza inmediatamente después de cambiar el chip de lo considerado público a lo privado: “Jefe, para hacer ruido y estar en el candelero hay que romper algo. ¿Rompemos el Pacto de la Justicia?". Al día siguiente Caldera dijo cuando le preguntaron sobre el incidente: “yo no comento conversaciones privadas”. No, señor Caldera, si la conversación fue pública porque la oímos todos. Con la tontería, Zapatero perdió más credibilidad de la que ya no tenía. El año pasado, él y Jordi Sevilla se montaron un numerito muy bonito en el Congreso, curiosamente también con motivo de la defensa de los presupuestos generales del Estado. ¿Se acuerdan? Jordi se levanta con el discurso hacia la tribuna de oradores pero cuando va a llegar, cambia su rumbo hacia el escaño de Zapatero y le cede a él los papeles para que sea el líder socialista, contra todo anuncio y pronóstico, quien defienda ante Montoro los presupuestos. Lo llamaron la gran jugada de un buen líder político en el que se estaba convirtiendo Zapatero. Además, eliminaba los rumores y las críticas de aquellos que habían estado diciendo que no era capaz de afrontar un debate sobre economía. En aquel debate, el golpe de mano de Zapatero a Aznar sólo fue en la forma porque nadie atendió al fondo de sus palabras tras el show que montó. El segundo numerito, el de los micrófonos abiertos, confirma ya a Zapatero y a Sevilla como los nuevos Mortadelo y Filemón de la política y vuelve a evidenciar que el candidato a la Presidencia no ha regentado ni una mercería. Como dijo su predecesor Gonzalez hace unos días: "yo no sigo de diputado porque no sirvo para apretar un botón en el Congreso". Curioso, lo que desde muy joven viene haciendo Zapatero.