LA IMAGEN DE LA SEMANA
Vacaciones en el (aero)puerto
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión01-07-2001
"Érase una vez... muchos intentaron vencer al dragón sin éxito... el caballero supo entonces que...". Pero nunca recuerdo haber escuchado el "... y colorín, colorado, este cuanto ha terminado". Solía dormirme antes. Y soñar. Aquello eran otros tiempos. Tiempos en que los padres tenían tiempo para leer cuentos y los hijos tiempo para disfrutar de una lenta transición entre la realidad y el sueño. Tiempo para disfrutar del viaje en vez de teletransportarse. Tiempo para saborear una comida y no llenar el estómago. Tiempo para caminar con un amigo hacia el pozo, y no ingerir pastillas para la sed. Tiempo para no optar entre la película o el libro. Tiempo para descubrir que algunas columnas merecen una segunda lectura y tiempo que invertir generosamente en la lectura de otras que no merecen ninguna. Tiempo para descubrir el ritmo que marca "tiempo". "Cuando el viaje emprendas hacia Ítaca / haz votos por que sea larga la jornada. / Llegar allí es tu vocación. / No debes, sin embargo, forzar la travesía [...] Y si la encuentras pobre, no creas que Ítaca te ha engañado. / Sabio como te has hecho, tan pleno de experiencia, / habrás entendido lo que significan las ítacas" (Kavafis). Iberia -igual pilotos y directivos- ha robado el tiempo a miles de turistas que disoñaron sus vacaciones para el mes de julio. O, quizá, se lo ha regalado... si deciden disoñarlas creativamente, adaptando la situación a su carácter y nunca al revés. He visto a personas alegres crear la Cuba soñada en Lista de espera (Juan Carlos Tabío). Espera de un bus a mitad de camino entre Santiago y La Habana. Recomiendo esa película -y el libro- a todo el que pretenda tomar un avión estos días. "Era un mercader de píldoras perfeccionadas que aplacan la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber. ¿Por qué vendes eso?, dijo el Principito. Es una gran economía de tiempo -dijo el mercader- los expertos han hecho cálculos. Se ahorran 53 minutos por semana. Y, ¿qué se hace con esos 53 minutos?. Se hace lo que se quiere. Yo -se dijo el Principito- si tuviera 53 minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacia una fuente..." (El Principito, A. de Saint-Exupéry). El avión puede hacer un trayecto más corto. La alegría en el camino, sólo la puedes poner tú.