Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

EL REDCUADRO

Como los gorilas

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión02-07-2001

Hay algo peor que la Operación Salida. Hay algo peor que las tradicionales huelgas de pilotos. Hay algo peor que la huelga de autobuses de acarreo de turistas en Son San Joan. Es la canción del verano. Lo más terrible del verano es que tiene canción, que gracias a Dios no tienen ni la primavera, ni el invierno, ni el otoño. Durante todo el año existen personas malignas que sólo piensan en cómo dar por saco con la canción del verano, y van y la componen exitosamente. Ya hay que tener maldad como para estar pensando en semejante tormento cuando los campos se visten de oro con el otoño. Esa es la época en que estos bodrios anuales son engendrados en malignas mentes creadoras, a fin de que dé tiempo a armonizarlos, orquestarlos, grabarlos en un disco, distribuirlos a los comercios y, sobre todo, promocionarlos por radio y TV. A las canciones del verano le pasa como a los terremotos de Centroamérica y a otras desgracias naturales: que cada vez son más espantosas. Creíamos, por ejemplo, que difícilmente la maldad de los plectros creadores podía superar el tormento de "Los Pajaritos", pajaritos por allí, pajaritos por allá, la gente agachándose y levantándose para hacer el ridículo, hasta que llegaron Los del Río: ay, "Macarena", cuánto sufrimos contigo. Y cuando creíamos que el novio Victorino que tenía la mentada Macarena era una marca insuperable en la capacidad de flagelar al personal, llegó King África con "La Bomba", con una mano en la cabeza y un movimiento sexy, cuando no ese terror llamado Georgie Dann con su chiringuito. Con los pasados males no están curados, empero, todos los espantos. Dispongan todo un SAMUR de botiquines de urgencia para curar el espanto que se avecina. ¿Qué digo se avecina? Ya lo tenemos aquí. Este año son los gorilas. Como en todos los periodos vacacionales anteriores, el atraco musical del verano nos manda poner las manos arriba, como en "Los Pajaritos", como en "Macarena", como en "La Bomba". Más no conformes con ello, los creadores del suplicio de hogaño, nos mandan a continuación bajar las manos para, finalmente, ordenarnos a todos la obligación de marchar como los gorilas, ug, ug, ug. Lo más ridículo es que hay ya terrazas enteras en Benidorm, discotecas al completo de las Baleares, cientos de salones de hteles de la Costa del Sol donde el personal está no solamente dispuesto, sino encantado a marchar como los gorilas, ug, ug, ug. Por lo que a servidor respecta, este año está mucho más fácil la anual resistencia ante la canción del verano. Como hay que marchar como los gorilas, nos será mucho más fácil sentirnos gorilas blancos en el zoo del colectivo ridículo general de la canción del verano, ug, ug, ug.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor