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Un prometido relevo

Por Raúl Romero MartínTiempo de lectura2 min
España07-09-2003

El presidente del Gobierno, José María Aznar, cumple su promesa de no presentarse a la reelección. Lo dijo en el 96, aún no había llegado al Gobierno, y el entonces líder de la oposición limitó su mandato a 8 años. Cumplido el plazo, el presidente entrega el relevo a Mariano Rajoy y deja claro que "no habrá bicefalia".

El jefe del Ejecutivo ha comenzado su última carrera política a un ritmo fuerte e intenso; en apenas una semana, Aznar ha puesto nombre a su sucesor y ha remodelado por cuarta vez el Gobierno en esta legislatura. El presidente afronta los últimos kilómetros. Antes de entregar el testigo, Aznar debe saltar el tamayoso obstáculo de las elecciones en la Comunidad de Madrid; luego serán las autonómicas catalanas y las andaluzas y en los últimos metros, las generales, esto sin olvidarse de los próximos seis meses de Gobierno. Antes del 7 de marzo -posible fecha para las elecciones generales- José María Aznar entregará el testigo a su sucesor, Mariano Rajoy. El actual secretario general del PP calienta motores a pie de pista y pone a punto la maquinaria electoral. Aznar entrega el testigo completo, no se guarda una parte, ni correrá a medias con Rajoy, no habrá bicefalias ni siquiera hasta el próximo congreso del PP en el 2005. Acabados sus ocho años de gobierno, José María Aznar cumple su promesa y abandona el liderazgo. Muchos no le creían cuando antes de llegar a Moncloa se puso fecha de caducidad y aventuraban que volvería a ser candidato en el 2004: se han equivocado. Aznar abandona, lo dijo en 1996 el entonces líder de la oposición, y entrega a Mariano Rajoy el poder absoluto. Rajoy hereda un testigo sin hipotecas, el testigo del "empleo, del desarrollo económico, de la atención a los jubilados, de la agilización de la justicia, la reforma educativa, la ordenación de la sanidad, el cuidado del medio ambiente, del déficit cero, de la supresión del servicio militar ...", un testigo gastado por el accidente del Prestige y la guerra de Iraq. José María Aznar ha dado una última lección de democracia al someterse a "ley de mandatos que en España no tiene fuerza legal pero que se encuentra establecida en una buena parte de los países libres del mundo". En su sprint final, el presidente del Gobierno corre al buen ritmo de las encuestas: según Opina para El País, el PP aventaja en cuatro puntos al PSOE en intención directa de voto. Concluida esta última carrera, Aznar dice adiós a la primera línea política y cierra una etapa que comenzó hace veinte años cuando toma el relevo de Manuel Fraga. Ahora Aznar deja a su esposa en política: Ana Botella es la número tres en el Ayuntamiento de Madrid y concejala de Asuntos Sociales. Él se refugiará en la FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales) y participará de manera directa en los proyectos de la Unión Europea; elecciones que, por cierto, llegarán en junio de 2004.

Fotografía de Raúl Romero Martín