CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Pedagogía del mar en San Juan
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión22-06-2003
Paso los días más largos del año en Alicante. La fiesta del solsticio de verano, ahora llamada noche de San Juan -aunque para muchos es tan pagana como siempre-, cuenta lo mismo todos los años. Pero siempre es distinta. Supongo que los sabios alicantinos -los de verdad, no los de Urano- remedan en esto al viejo mar. El mar, la mar, tiene dos caras, dos colores y dos discursos, como recuerda Benedetti: “El Mar-El, atronador, rompiente poderoso” y “la Mar-Ella, esa bóveda materna (de materna a mar tierna sólo median dos o tres plenamares). Sólo dos pero, en realidad, infinitos colores, caras y discursos". Los alicantinos y su mar, nuestro mar -mare nostrum-, conocen la magia del genio, del maestro, del artista. Como el Duero, son la envidia del poeta: “Quién pudiera, como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso, pero con distinta agua”. Son justo lo contrario que nuestros políticos, expertos en decir muchísimas cosas y en elaborar miles de discursos que siempre suenan a lo mismo. Frases hechas, demagogias, argumentos de encefalograma plano, las contradicciones de todos con todo y de González con la OTAN -van cuatro pétalos deshojados de la margarita-, querellas por declaraciones durante la guerra, querellas por la guerra, querellas por interpretaciones legislativas, querellas por la supuesta corrupción en la Comunidad de Madrid, querellas por las suposiciones sobre la implicación del Partido Popular en las corrupciones de la Comunidad de Madrid, la disolución del grupo parlamentario de la antigua Batasuna y la no disolución, y la ésta vez, sí, y la ésta, no. Muchos días con las mismas frases y, cuando cambian, es igual: parecen las mismas. Cien discursos, pero todos vacíos. Nuestros políticos son lo contrario de los poetas, los sabios, los maestros. No le llegan al Duero ni al fondo de su cauce e intelectualmente están muy por debajo del nivel del mar. Decía Heidegger -cansado de los últimos XX siglos, pero especialmente del siglo XX- que ya está bien, que “es necesaria menos filosofía, pero una atención mucho mayor al pensar; menos literatura, pero mucho mayor cuidado de la letra”. Esto lo saben los alicantinos y nuestro mar, pero nuestros políticos... pedirles pensar y pedirles cuidar de la letra es pedirles demasiado.