SALUD
Cunde la alarma mundial por la neumonía con unos cinco mil afectados
Por Gema Cubo Cabrera2 min
Sociedad26-04-2003
La peste bubónica, la fiebre amarilla o el ébola son algunas de las grandes enfermedades que han atacado a la humanidad durante siglos.
En los inicios del segundo milenio, algunos ya hablan de la neumonía atípica como la gran epidemia de este siglo. Mientras el virus avanza sin control y el número de muertos aumenta sin remedio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el estricto cumplimiento de una serie de normas para evitar la transmisión de la enfermedad. Parece que la situación se empieza a ir de las manos a las autoridades sanitarias de los principales países afectados. En apenas una semana, el Gobierno de Pekín ha reconocido que el brote avanza de manera incontrolada. China ha sido hasta ahora el núcleo más perjudicado por la neumonía asiática con más de 2.600 afectados y más de 200 muertos. El sábado de la semana pasada se anunció la dimisión del ministro de Sanidad de Pekín, sustituído por el viceprimer ministro Wu Yi, que ha prometido una plena victoria en la batalla contra la epidemia. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha brindado su ayuda a China para luchar contra la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud ha establecido una red de once laboratorios en nueve países para ayudar a la identificación del virus. El llamado coronavirus es hasta ahora la posible causa del síndrome respiratorio agudo severo (SARS). El tratamiento, basado en antibióticos, ha resultado poco eficaz hasta el momento. La prevención es el único arma. La OMS ha recomendado asimismo una serie de medidas preventivas a los viajeros, fuente fundamental de contagio entre países. Entre las advertencias destaca la de estar en permanente alerta ante cualquier posible síntoma como fiebre alta, dificultades respiratorias o tos. La Organización Mundial de la Salud también recomienda al personal sanitario encaminar urgentemente a un área especial a todas aquellas personas que presenten síntomas similares a la gripe, así como el uso de máscaras quirurgicas para frenar la transmisión del virus por vía aérea, gotitas de saliva o por contacto directo con los pacientes.