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ANÁLISIS DE LA SEMANA

El legado

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura3 min
España02-02-2003

Hasta qué punto se podía permitir España mantener la falta de diálogo con Marruecos, y viceversa, hasta cuándo Marruecos podría soportar las consecuencias de unas malas relaciones con España son cuestiones que podrían ofrecer una medida del valor que tiene la vuelta de los embajadores a sus delegaciones diplomáticas. En estos 15 meses de alta tensión, con un claro punto de inflexión en la crisis de Perejil, seguro ha habido muchas historias merecedoras de ser contadas y que la Ministra de Asuntos Exteriores habrá vivido en primera persona. Sería un placer conocer de su propia pluma todo eso que difícilmente puede ser leído en los periódicos, y que daría una medida del papel que esa mujer ha tenido en la solución de la crisis, así como una idea de su valor personal y su capacidad para los asuntos políticos y diplomáticos. El Ministerio de Asuntos Exteriores y sus competencias son de los llamados duros y es poco habitual ver a una mujer portando tamaña cartera. Sin embargo, Ana Palacio ha demostrado que puede asumirla con dignidad, en lo que al resultado en la crisis con Marruecos se refiere. Es cierto que aún queda por ver si España ha metido en un sobre algo de arena del Sahara como pago al apretón de manos, y si el fruto vale el precio, en el caso de que lo haya habido. Es innegable el valor de las personas concretas en el curso de la Historia. La prudencia siempre en lucha con la valentía para que no se le tuerza a uno el pie ni en el hoyo de la cobardía ni en el de la osadía. La experiencia siempre en pugna con la humildad, para no asfixiarse en un personalismo soberbio ni dejarse llevar por la correa de otros. Esas actitudes van marcando el rostro de un país con los frutos que dan: buenos o malos, mejores o peores. Y eso es el legado de un político: el rostro que le queda al país, al partido, a la organización o pequeña institución en la que ha trabajado al servicio de los demás. Es el legado de los políticos lo que mide su valía, el legado que queda con el paso de los años y que sólo entonces se descubre verdaderamente. Se descubre cuando pasa el tiempo bien porque permanece, o bien porque alguien lo destruye, o bien porque alguien intenta acabar con él, en el caso de que sea un legado como el de Felipe González. El legado muchas veces no se ve, pero es espíritu, es formas de hacer, es estilo –elegante o chapucero, respetuoso o violentador-. Cómo sea el Partido Popular del futuro dirá mucho del valor de José María Aznar como hombre político. Si sea un partido compacto o dividido será una de las más importantes varas de medirlo. Y por eso es tan importante quién quedará al mando, y quién cubrirá el hueco en el número 1 de las listas del PP a las elecciones generales del 2004. Arenas ha dicho esta semana que tiene decidido lo que hará para entonces, a falta de que su partido, amigos y familiares lo aprueben. Sería interesante saber si tales declaraciones las hacen unos y otros aspirantes a delfines por propia voluntad o siguiendo una estrategia previa marcada por el presidente. En cualquier caso, también se juega su futuro Aznar en la última decisión que tomo sobre quién será su elegido.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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