SIN ESPINAS
El Horizonte
Por Javier de la Rosa1 min
Opinión02-02-2003
Cuando se pierde el horizonte, o mejor dicho, cuando se empeñan en ocultárnoslo; cuando reina la ceremonia de la confusión y el ambiente se convulsiona intencionadamente; cuando la maquinaria de la propaganda pisa un acelerador bien engrasado; en ese momento, es imprescindible buscar la verdad. Y si ya se conoce, no olvidarla. Tenerla presente cuando nos hacen dudar, cuando intentar que nuestras convicciones flaqueen, cuando pretenden instalarnos el miedo en el cuerpo como el que lanza un virus por Internet. A quien acusa, le corresponde la carga de la prueba. Y por mucho que creamos tener delante de nosotros al asesino, sino tenemos esa prueba, no podemos condenarle. De otra manera, el marco de la legalidad no tendría reglas a las que atenerse. Si las pruebas son tan evidentes ¿Por qué no se muestran con la claridad, facilidad y evidencia con la que se pronuncian a los cuatro vientos? Hay que ver las pruebas de Colin Powell. De momento, “pruebas caducadas hace 70 días”, que es el tiempo que llevan los inspectores, verificadores del desarme o del rearme -lo mismo es, no nos engañen- en Irak. De momento, no se vislumbra en nuestro horizonte un sistema policial de predicción del crimen como el que muestra Spielberg en su ficción Minority Report, por lo que la guerra preventiva es un concepto increíble. La intuición, la premonición, la adivinación sólo pueden tener cabida en el mundo del celuloide y no en el de la justicia. En la realidad, es mucho más difícil determinar quien es el villano y quien el héroe, por eso, necesitamos pruebas de verdad.