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EL REDCUADRO

Buscad al gafe

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión16-12-2002

En vísperas de los fastos triunfales de 1992, al Gobierno socialista se le hundió la nao Victoria y le salió ardiendo la Expo, aparte de otras minucias de Filesa, cal viva, cafelitos, roldanes y cosas así. Convino entonces toda la nación en acordar que en el PSOE había un gafe, y no seré yo quien me atreva a escribir aquí su nombre, no sea que aún no haya cumplido su fecha de caducidad y se descacharre la rotativa. Poco después de aquella solemne proclamación del gafe, el PSOE perdió, naturalmente, las elecciones. Cito precedentes históricos porque tiene que estar ocurriendo algo igual con el PP. Ni error, ni inepcia, ni tardanza en coger carretera y manta hacia Galicia, ni niño muerto: en el PSOE tiene que haber un gafe. Están Victoria Prego y Lucía Méndez buscando un caballo blanco en el hipódromo de la sucesión caudillista a título de presidente del gobierno, cuando lo más efectivo sería lo que hasta ahora no se ha intentado: buscar al gafe del PP. Que haberlo, ya que vamos de meigas gallegas, tiene que haberlo. De otro modo no me explico que en menos de horas veinticuatro el Gobierno haya pasado de las musas del triunfalismo de la mayoría absoluta al teatro de operaciones del chapapote, que rima con bigote, pero también, insisto, con carajote. Más desgracias juntas no han podido pasarle al Gobierno, y ello es impensable sin la existencia de un gafe en su seno. Señalan como punto de partida El Escorial, y no deben de andar descaminados. No puede traer nada bueno, toca madera, casar a la niña junto al pudridero regio y a los muertos de las castas todas de la Corona. Eso es tentar al diablo. Sin el concurso de un gafe no es posible que uno detrás de otro el Gobierno meta el pinrel hasta el corvejón con Gescartera, Perejil, fusión digital, caso Alierta, decretazo, escándalo del banderón de Colón y siga usted poniendo desgracias hasta llegar al Prestige, que es la nao Victoria del PP, pero en peor. La nao Victoria se hundió y no puso 500 kilómetros de litoral como no quieran dueñas. Así que no hay que buscar al sucesor de Aznar, sino a su gafe. ¿Quién es? ¿Es Ana de Palacio, a la que le nacen en el Perejil cabras con dos cabezas y el Peñón se le convierte en piedra en el riñón cuando Blair lo tenía ya arreglado? ¿Es Rajoy, es Alvarez Cascos, acaso Arias Cañete? ¿Arenas quizás? ¿O es el propio Aznar? Mi teoría es que el gafe está fuera del Gobierno, pero dentro de la familia del presidente. Para mí que el gafe es el yerno, y no escribo su nombre por las mismas razones que no pongo la eñe de la nao Victoria. Celebrarse la boda de El Escorial y empezar esta caída del Imperio Romano fue una y la misma cosa. Emplazo, no obstante, en este decisivo debate nacional a don Jaime Campmany, hermano mayor de la Cofradía de la Columna Periodística y máximo experto patrio en gaferías. Jaime, ahí lo llevas: así se las ponían a Fernando VII cuando la mesa de billar se le llenaba de chapapote...

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor