UNIÓN EUROPEA
Turquía tendrá que esperar a 2004 para pasar examen ante la Unión Europea
Por Vicente García Gandía2 min
Internacional14-12-2002
De nada sirvieron los consejos de Bush; según el texto aprobado por los Quince en Copenhague, "si el Consejo Europeo en diciembre de 2004 decide que Turquía cumple los criterios políticos de Copenhague, sobre la base de un informe y las recomendaciones de la Comisión Europea, la Unión Europea abrirá negociaciones de adhesión con Turquía".
Según el primer ministro turco, Abdulah Gul, diciembre de 2004 como fecha para estudiar la posible adhesión de su país a la Europa de los 25 "está algo más lejano de lo que queríamos" pero aseguró en Copenhague que "la identidad musulmana de Turquía servirá de ejemplo para mostrar que un país musulmán puede ser democrático y entrar en el mundo moderno, además de aportar una nueva dimensión estratégica a la posición de Europa en el mundo". A pesar del despliegue diplomático emprendido desde España, Grecia, Portugal y, sobre todo, Italia, Reino Unido y EE.UU., la Cumbre europea no ha dado su aprobado unánime a la incorporación de Turquía como miembro de pleno derecho. Pero la realidad que se le presenta al futurible país miembro es dura: si el Gobierno de Ankara pedía en un primer momento que el diálogo con el Viejo Continente empezase el año que viene o, en cualquier caso, la garantía de que los 10 nuevos socios (entre ellos Chipre) no bloquearan su adhesión a la Unión, Turquía no ha obtenido ese marchamo y tendrá que superar el visto bueno unánime a partir de diciembre de 2004. En definitiva, en Copenhague ha triunfado la propuesta franco-alemana de retrasar las conversaciones. Mientras Gul acusaba a Chirac de presionar sobre los socios para demorar una decisión que ha resultado "inaceptable", el líder francés calificaba de "intolerable" la búsqueda de apoyos "de países terceros" en referencia a la intervención del presidente Bush a favor del Ejecutivo turco. En efecto, el pasado miércoles el presidente del Gabinete estadounidense telefoneaba al presidente europeo de turno, Rasmussen, y asegurando que su intención no era "inmiscuirse en los asuntos europeos" afirmó que, en su opinión, "la UE debería enviarle una señal clara y positiva a Turquía". Este posible nuevo socio que se resiste, con estatuto de país candidato desde 1999, llegó a Copenhague con dos asuntos fundamentales entre las manos: la reunificación de Chipre y la retirada de sus tropas del norte de la isla y la puesta en funcionamiento de la defensa europea a través de un acuerdo con la OTAN.