SIN CONCESIONES
Sobrevivir entre mentiras
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión25-11-2002
Ser sincero, hoy en día, es un problema. La verdad genera desconfianza entre quienes están acostumbrados a la mentira. Decir siempre la verdad resulta una práctica extraña e inhabitual que causa desconcierto. Tan sencilla y comprensible suele ser la verdad, que muy pocos la creen. Muchos menos son los fieles a esta máxima natural. La sinceridad, antes, era una virtud. Ahora, es un bien escaso que denota ingenuidad e inocencia. El hombre excesivamente sincero vive maltratado entre quienes manipulan la realidad a su conveniencia. La verdad murió con la Edad Moderna. Expiró entre las manos de Hume, Descartes y Nieztche. Como no encontraron la verdad, acabaron por inventarla. Ahí comenzó el declive del mundo. Mataron a Dios y construyeron una nueva era con el relativismo como cimiento. Así van las cosas... La verdad ya no es la que es, sino la que lo parece. Los terroristas ya no son los que matan y luego se suicidan, sino los que tachan de injusticia que el asesino quede en libertad a los ocho años de cárcel cuando está sentenciado a casi trescientos. El violento tampoco es quien dispara a otro ser humano con botellas, mecheros y pelotas de golf; sino la víctima que padece el acoso. Es el mundo al revés. Los demagogos siembran continuamente barbaridades semejantes con la esperanza de que germinen como verdades. Lo peor es que no sólo germinan, a veces, incluso brotan. Por suerte, la verdad tiene al tiempo por aliado. Las mentiras duran poco. Antes o después, caen por sí mismas. El que inventa una mentira, busca un beneficio inmediato. Está movido por las ansias de poder, el rencor, la vergüenza o el miedo a la verdad. Por el contrario, el sincero afronta la vida como una carrera de fondo en la que prima la transparencia y la coherencia para ser feliz. El mentiroso sólo es feliz en su falacia. Es un falso feliz que vive en la demagogia mientras contamina la verdad. Hay que hacer un sobreesfuerzo humano para sobrevivir entre gente así. Son necesarios unos principios firmes para esquivar la corriente y luchar contra todo con la verdad por delante.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito