ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Demasiado utópico para ser real
Por Isaac Á. Calvo3 min
Internacional28-05-2018
Según el Diccionario de la Real Academia Española, utopía es el "plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización". Pues bien, la distensión registrada entre Corea del Norte y Estados Unidos parece demasiado utópica como para ser real.
Después de muchos meses protagonizados por las pruebas nucleares de Corea del Norte y por el cruce de amenazas entre Kim Jong-un y Donald Trump, el año 2018 empezó con un cambio de actitud del líder norcoreano y con un acercamiento hacia sus vecinos (y enemigos) de Corea del Sur. Además, Kim anunció la paralización de su programa atómico y se estaba ultimando un encuentro histórico con el presidente de Estados Unidos.
Sin embargo, la semana pasada, Trump canceló la reunión debido al incremento de la hostilidad verbal por parte norcoreana. Aun así, ha dejado la puerta abierta para celebrarla más adelante si Kim Jong-un sigue por la senda de la cooperación. Precisamente, ese mismo día y como gesto de buena voluntad, el régimen norcoreano había destruido parte de las instalaciones empleadas en su desarrollo nuclear. Además, previamente, había liberado a tres estadounidenses que estaban presos en Corea del Norte.
Donald Trump quiere demostrar al mundo que es él quien marca los tiempos y pone las condiciones. Sin embargo, hay que valorar que Kim Jong-un esté dando tantos pasos en muy poco tiempo, especialmente cuando se trata de un régimen aislado y hermético. Es lógico que exista desconfianza, pues en anteriores casos la apertura de Corea del Norte había estado marcada por la imperiosa necesidad norcoreana de recibir ayudas ante las hambrunas que sufrían. Sin embargo, una vez que se satisfacían sus necesidades, Pyongyang daba marcha atrás y volvía al punto de partida.
Ahora, no tendría por qué ser distinto, ya que las relaciones internacionales se mueven por el interés. Aun así, nunca está de más explorar estas posibilidades e intentar avanzar hacia una coexistencia pacifica entre Corea del Norte y Corea del Sur y entre los gobiernos norcoreano y estadounidense. Lograrlo no es sencillo, ya que para alcanzar acuerdos es necesario hacer esfuerzos conjuntos y todas las partes deben renunciar a algunas de sus pretensiones.
Si, realmente, Kim Jong-un está interesado en generar un clima de entendimiento y quiere consolidar las acciones políticas y diplomáticas que ha desarrollado hasta ahora, no debería desaprovechar la ocasión, a pesar del portazo estadounidense. La reciente cumbre entre Corea del Norte y Corea del Sur fue un buen punto de partida después de décadas de división y enfrentamiento. La voluntad dialogante de Kim también contribuye al acercamiento con China y Rusia. Con ambas ya tenía buenas relaciones históricas, pero estas se habían visto resentidas por las pruebas nucleares norcoreanas y por el incremento de la tensión.
Estos avances diplomáticos dejarían en evidencia a Trump y serían beneficiosos para Corea del Norte. Uno de los principales objetivos de Kim Jong-un es la supervivencia del régimen que fundó su abuelo, que luego pasó a su padre y que ahora ha heredado él. Con el programa nuclear que ha desarrollado, ha logrado un potente efecto disuasorio que, prácticamente, le garantiza mantenerse en el poder. Además, si Kim aprovecha y consolida su nueva política de apertura y consenso, va a obtener un plus en esa supervivencia, ya que contaría con el apoyo chino, ruso y hasta surcoreano.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD