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APUNTES DE BANQUILLO

El pozo sin fondo del tenis femenino

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes03-11-2002

Arantxa y Conchita no están para más batallas. Han dicho basta. Diez finales de la Copa Federación, cinco títulos incluidos, va a ser muy difícil que alguien lo repita, y mucho menos en España, visto cómo pinta el panorama. Pero las dos mejores jugadoras de la historia no merecían un final como el que han tenido. Con las semifinales y la final de la Davis femenina, se ha demostrado que en cuanto les ha tocado jugar cuatro partidos en una semana, el declive de las dos veteranas es imparable. Al tenis femenino se le abre un panorama difícil: no hay relevo para las dos treintañeras. La clasificación WTA y los hechos, que es muy raro que alguna española pase de la segunda ronda de cualquier torneo –por no hablar de los Grand Slam–, cantan y son sangrantes: Conchita, en el número 35, es la mejor española con diferencia, veinte puestos por delante de Magüi Serna y Arantxa, a treinta y cuarenta de Virginia Ruano y Cristina Torrens, respectivamente… Marta Marrero y Conchita Martínez Granados se mantienen en el top-100, detrás están María Antonia Sánchez Lorenzo, Gala León, Ángeles Montolio, Eva Bes, Anabel Medina… que raramente ganan más de tres partidos consecutivos. El panorama pinta sombrío porque no hay un plan a la vista para solucionarlo, a corto o largo plazo. Además, un vistazo a los torneos que se organizan en España no es tampoco muy alentador. El impulso que la candidatura olímpica de Madrid dio el año pasado a la final de la Copa Federación y está dando ahora al Masters Series de Madrid no se corresponde con el declive del Villa de Madrid, un torneo donde sólo dos nombres con peso, Arantxa y Mónica Seles, sirven de reclamo. Llega un momento en que el desgaste físico, las molestias, no se pueden suplir con garra y coraje. Se veía venir, pero no de esta manera. Ahora se pueden repartir las culpas: a Arantxa y Conchita por querer, metidas en la treintena, mantener su carrera y el prestigio que, para ellas y para España, han ganado a pulso durante más de una década. No saber retirarse a tiempo, sentirse útiles, se debe disculpar. Es peor que los federativos lo permitan, en lugar de haber previsto la posibilidad y haber trabajado en firme por solucionar el problema que se veía venir, y aunque fuera a costa de un ridículo, que otras jugadoras se puedan ir curtiendo en la competición jugando algo más que los partidos de trámite. A ver, ahora, cuánto tiempo tendremos que estar quejándonos.

Fotografía de Roberto J. Madrigal