ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Valorar las consecuencias
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional11-12-2017
La vida es una constante elección. Elegir lleva consigo rechazar algo, y, por si no fuera suficiente, siempre hay que valorar las consecuencias de ese acto.
Es de suponer que Donald Trump ha seguido ese razonamiento, pero, dadas las características políticas del presidente de Estados Unidos y su ímpetu, es posible que esto no se haya producido a la hora de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Es verdad que el Congreso estadounidense instó, en 1995, a la Casa Blanca a dar este paso, pero ni Bill Clinton, ni George W. Bush, ni Barack Obama prestaron atención a este requerimiento. Los tres eran conscientes de que tomar esa decisión iba a traer más problemas que ventajas, precisamente en una zona donde cualquier chispa puede provocar un incendio de graves e imprevisibles consecuencias.
A Trump parece que esto le da igual o, simplemente, tiene interés en hacerlo y piensa que va a obtener mayores en réditos en política interna con esta declaración, a pesar de las consecuencias. El presidente estadounidense no ha prestado atención a las peticiones de la Unión Europea, de líderes religiosos como el Papa Francisco y de organizaciones internacionales que trabajan sobre el terreno. Todos aconsejaban encarecidamente mantener el statu quo en una región tan sensible como Oriente Próximo.
El reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel supone un duro golpe al proceso de paz entre Israel y Palestina. Estados Unidos siempre ha tenido un papel mediador muy importante, a pesar de sus lazos con los gobiernos israelíes. Aun así, su enorme potencial militar y diplomático lo mantenían como interlocutor, incluso con los recelos que generaba en ciertos sectores palestinos.
Quizá este hecho no sea importante para muchos, ya que el proceso de paz estaba moribundo desde hace años y no se avanzaba debido a la falta de interés político y a las posiciones inamovibles de ambas partes en determinadas cuestiones.
Sin embargo, experiencias anteriores demuestran que los palestinos son especialmente sensibles a cualquier hecho que afecte a lo que ellos consideran posiciones fundamentales. Y en este caso se está cuestionando una de ellas. El Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas, ya está caldeando el ambiente y ha pedido a sus seguidores que protesten con fuerza. Ya se sabe que este tipo de llamamientos son secundados mayoritariamente y qué suelen terminar en violencia, ataques descontrolados y hasta en atentados terroristas.
Estados Unidos queda geográficamente muy alejado de Oriente Próximo, pero tiene numerosos intereses en esa zona y muchos de sus aliados están muy cerca. En un mundo tan interconectado y con tanto movimiento de personas, cualquier hecho que se produce en un lugar del planeta puede tener repercusiones a miles de kilómetros de distancia. Y esto es algo que Trump tendría que saber, o, al menos, deberían contárselo.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD