ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
El riesgo de caer en la tentación
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional26-06-2017
Reino Unido no deja de ser noticia. Después de los ataques en Mánchester y Londres y del incendio de un edificio de viviendas londinense, la capital británica volvió a sufrir un atropello indiscriminado. En esta ocasión, hubo una víctima mortal y una decena de heridos. Lo llamativo del caso es que no lo perpetró un yihadista contra los denominados infieles, sino que fue una persona no seguidora del islam la que embistió a quienes salían de una mezquita.
El conductor fue detenido inmediatamente y declaró que quería dar un escarmiento a los musulmanes. Afortunadamente, estos actos de venganza se deben a un arrebato, son aislados y muy poco planificados, a diferencia de los perpetrados por los terroristas.
La sociedad occidental lleva muchos años sufriendo los envites del yihadismo y es lo suficientemente madura como para saber que islam no es igual a terrorismo. Aun así, nunca está de más que los musulmanes de a pie, los imanes y los líderes políticos de países islámicos condenen rotundamente los ataques terroristas, no solo de boquilla, sino también con actos concretos.
De este modo, se reduciría aún más el riesgo de que haya extremistas que ataquen a la población musulmana y que esto afecte a la convivencia en las ciudades occidentales, que en líneas generales suele ser pacífica.
Además, convendría que las autoridades locales europeas hicieran labor pedagógica en favor de dicha convivencia y destacaran la acción judicial en estos casos, tanto para los detenidos por su vinculación terrorista como para aquellos que se vengan. Cuando una sociedad es golpeada tan repetidamente por terroristas que dicen representar a una religión, no hay un mensaje claro de condena y la Justicia no resuelve con firmeza, se corre el riesgo de que haya una parte de la población que tenga la sensación de que existe impunidad. Y todo ello forma un peligroso cóctel que es aprovechado por los extremistas para incitar al odio y que desemboca en que haya individuos que aplican el ojo por ojo y diente por diente.
Este hecho es grave, ya que amenaza la convivencia y fomenta la desconfianza y el resentimiento entre comunidades. Esta situación solo puede traer problemas y fracturas sociales que son muy difíciles de restañar y, de hacerlo, tardan muchos años, incluso generaciones. Además, no conviene olvidar que sembrar el caos y la discordia es otro de los objetivos de los terroristas y, si lo consiguen, es una victoria más para ellos y les alienta a seguir por su macabro camino.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD