ANÁLISIS DE ESPAÑA
Tomarse el yihadismo en serio
Por Alejandro Requeijo2 min
España05-06-2017
No habían pasado 24 horas del atentado de Manchester cuando un padre de familia entró en directo en la BBC para recordar que al terrorismo yihadista no se le vencerá con canciones de John Lennon. Pedía dejarse de vigilias y de velas y pasar a la acción. No obstante, como le sucede a la mayoría, acertó en el diagnóstico, pero no precisó las soluciones. La ruleta diabólica de los atentados señaló este fin de semana a Londres. En unos días volverá a ser otra ciudad europea. La inevitable óptica ombliguista nos lleva a tener más en cuenta los muertos de países occidentales, pero esa ruleta gira más rápido en lugares como Afganistán, por citar otro ejemplo reciente.
La indignación ante los asesinatos y el sentimiento de indefensión ante la arbitrariedad del odio han provocado algunos bandazos en la opinión pública a la hora de definir lo que el padre de la BBC llamaba pasar a la acción. Lo que hay que determinar es si la invasión militar de Raqqa (Siria), capital de Estado Islámico, por las grandes potencias militares del mundo solucionaría el problema. ¿Se habrían evitado los últimos atentados en Reino Unido con ello? El hecho de que los autores de los ataques sean casi siempre personas nacidas, crecidas y educadas en los países en los que atentan obliga cuanto menos a poner en duda la eficacia de meter más botas sobre el terreno. No digamos ya medidas como la del presidente Trump de impedir el acceso a la inmigración de varios países árabes.
Actualmente la coalición internacional ya combate al Daesh tanto en Raqqa como en Mosul (Iraq) si bien el protagonismo lo ejercen los ejércitos locales. En la recámara está Libia, lugar convertido casi en un Estado fallido tras el derrocamiento de Gadafi. Es decir, los ataúdes llegan a casas de familias musulmanas. El hecho de que la mayoría de bajas entre quienes combaten a los terroristas -sin vigilias ni velas- sean musulmanas debería hacer reflexionar también a quien concluye que el problema es Islam como una creencia violenta per sé. Que tire la primera piedra la religión que en su pasado o en sus textos no tenga algo de lo que avergonzarse. Es bastante más complicado que culpar a la religión o a la inmigración, otro clásico fácil de desmontar con preguntar el origen del propio alcalde de Londres quién no ganó en las urnas pidiendo la sharia precisamente.
Para medir el interés de nuestras democracias bastaría con calcular lo que han incrementado las partidas en medidas contra el yihadismo incluidas en los presupuestos desde los primeros atentados en Francia. Habría que preguntarse, por ejemplo, por qué aún no se aplica el famoso PNR europeo (fichero de pasajeros) que vendieron como el maná que blindaría nuestras fronteras. Fue aprobado por la Unión Europea el año pasado y no entrará en vigor hasta 2018. ¿Por qué?
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio