APUNTES DE BANQUILLO
Cuando no basta con ser bueno y parecerlo
Por Roberto J. Madrigal2 min
Deportes27-10-2002
¿Qué tiene Vicente del Bosque? Piensen un poco. Demasiado silencio, mucho tacto y bastante sensibilidad para estar tres temporadas, camino de cuatro, dirigiendo al Real Madrid y que nadie te discuta el puesto. Era de esperar, pues, que el sentido común y la moderación presidieran las reacciones a las primeras críticas de la temporada: el equipo lleva una mala racha, pero nada más: la historia continúa. Del Bosque reflexionará de vez en cuando, seguro, sobre esa lupa de aumento que es el Real Madrid. Pero sabe que no es su papel, calla, remite al director general deportivo y al presidente, y asunto resuelto. No te metas en asuntos ajenos para que no se metan en los tuyos, que el tiempo y los buenos resultados se encargarán de hacer olvidar una crisis que no lo es tanto. El Real Madrid, en ésas, es una balsa de aceite: la máquina está engrasada y da beneficios, los cracks atraen la atención de la prensa y la afición… y un par de victorias resolverán todos los problemas. Así llegarán los merengues al gran derbi. Mientras, al otro lado, los vientos que se sembraron una vez continúan recogiendo tempestades. A falta de jugadores estrella, a falta de un presidente que termine de lograr una organización modélica, cada día se desayuna en Can Barça con un fuego que apagar. Ahí entra en juego el bueno de Louis Van Gaal, qué mejor cabeza de turco. Fue durante tres años el sargento de hierro, pero le hemos visto en tres meses hablar con los aficionados, no ser demasiado brusco con la prensa. Sin embargo, un sector del entorno azulgrana lo ha crucificado desde el principio en su regreso. Quizá por decir lo que piensa, aun a costa de no concordar con su presidente –véanse el fichaje frustrado de Ronaldo, los títulos que avalan el prestigio de un club–, quizá por no contentar a los cien mil potenciales entrenadores que son los aficionados culés. No importa. El holandés le está echando al mal tiempo paciencia y una sonrisa, pero no se deja pisar porque sabe ponerse serio. Es consciente de que nadie puede garantizar resultados –aunque la brillante campaña europea del Barça lo son–, y menos cuando te quieren meter un dedo en el ojo. Cuando se acecha a la presa en busca de un desliz, sin un margen para la duda, aunque ganes, y no se trabaja en serio para lograr títulos, como sí hace el técnico, se hace imposible llegar a buen puerto. Queda pensar ahora de quién es la culpa, si no es de Van Gaal. Piensen mal, y seguro que aciertan.