ANÁLISIS DE CULTURA
Malasaña luchó con más valentía
Por Marta G.Bruno3 min
Cultura03-05-2017
Las calles amanecen expectantes, el asfalto espera el repiqueteo de las herraduras de los caballos. Salir del metro para encontrarse, como si del túnel del tiempo se tratara, en aquel 2 de mayo de 1808, vanagloria como pueblo ante los ojos de Europa. Algunos transeúntes visten como los personajes que nos pintó Goya, al que tenemos que dar las gracias por dar testimonio.
La Puerta del Sol refleja la sombra de los aviones del ejército que pintan el cielo de los colores de la bandera nacional. Y todavía se escucha la memoria de la lucha madrileña contra los mamelucos que podría haber visto el pintor desde su ventana. Han pasado 209 años y ahora son personas vestidas de dibujos animados, mezclados con público que espera ver el desfile, turistas, algún que otro Compro oro y gitanas ofreciendo romero los elementos del cuadro que hoy pintaría.
"¡Traición!¡traición!¡nos han llevado al Rey y se nos quieren llevar a todas las personas reales! ¡Mueran, mueran los franceses!". Hoy muchos desempolvaban sus uniformes para lucirlos con orgullo ante los curiosos y políticos a los que hoy tocaba lucir semblante, pero entonces no tuvieron la suerte o valentía de ponerse de lado del pueblo, que tuvo que salir a la calle con todo lo que fuera susceptible de matar al adversario. Y surgieron tropas en los barrios, capitaneadas por improvisados jefes de mando. Entre ellos Manuela, pero con apellido Malasaña.
No evitaron que la sangre corriera en ambos bandos ni que España sufriera una brecha en su demografía y estructura política y económica. Sí consiguieron que Napoleón sufriera desde el exilio el fracaso de una estrategia expansiva calculada con un excesivo optimismo.
Esta vez el desfile tenía como cada año la obligación de homenaje y recuerdo de los fusilados aquel día y el siguiente, pero de nuevo la actualidad nubló la fecha señalada en el calendario, quizás demasiado lejano para algunos, imposible de repetir en un mundo se supone civilizado. "Se supone" porque no se puede dar nada por seguro. Las armas de antaño se han sustituido por los pinchazos telefónicos, las artimañas políticas y las corruptelas varias de los que estamos todos demasiado cansados. Como cuentagotas se suceden las portadas que tachan a los señalados desde hace meses. La justicia es lenta, pero "funciona". El Dos de Mayo de 2017 escuchamos las palabras del esto se acabó. "El tiempo de los corruptos ha llegado a su fin en la Comunidad de Madrid". Borrón y cuenta nueva mientras en Cataluña aún se respira el tufo del siglo XXI que en realidad es herencia del XX y que hoy nos comemos con patatas o sin ellas. El capítulo madrileño se zanja en un día histórico. Quedan otros tantos.
No hay en la actualidad pintor que enmarque la corrupción en un cuadro porque tampoco hay regente que lo encargue. En su lugar hoy son autobuses el lienzo del panorama del disgusto del ciudadano español, o el de los políticos que buscan ahondar el dedo en la llaga para hacerse con el poder, que por lo general, acabará en lo mismo mientras los que juzgan con rectitud sean destituidos por hacer su trabajo.
Hoy no hay héroes, tan sólo los nombres de las calles y plazas que rememoran sus hazañas. Hoy es suficiente con que se respete uno de los principios básicos de la democracia. "Manolita" Malasaña luchó con más valentía por sus vecinos.