ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Noticias de muerte
Por Almudena Hernández 2 min
Sociedad10-04-2017
Pasan los días, las noticias se quedan viejas, con esa velocidad habitual que rodea a la sociedad en la que vivimos y sus prisas y su caducidad. Muchas de las informaciones que nos han conmovido estos días han tenido como protagonista a la muerte, no precisamente esa señora de la guadaña de la que huimos despavoridos como argumento de películas de éxito y videojuegos de moda (aunque a veces la realidad supere la ficción), sino porque muchas veces los métodos con los que llega están fría e injustamente provocados por el ser humano.
El suicidio mediático de un hombre con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) ha desempolvado el debate sobre la eutanasia. Hay quienes hablan también de muerte asistida y muerte digna, como si el puñado de críos gaseados en Siria (no son los primeros muertos infantiles en seis años de guerra), los cuatro atropellados en el atentado de Estocolmo o la treintena de cristianos coptos asesinados el Domingo de Ramos en Egipto tuviesen menos dignidad.
Que la muerte llega, sin más, es una de las premisas que hay que tener clarita en esta vida, al margen de debates disuasorios sobre pasear o no por las calles españolas las imágenes de cristos ensangrentados y llorosas madres dolorosas de Dios crucificado, con la excusa de no sé qué laicidades y para no herir sentimientos ajenos.
Hace apenas un par de meses, el cardenal Carlos Amigo, que fue obispo en Tánger, explicaba la reprimenda que le dio un líder musulmán de aquella ciudad africana cuando los católicos evitaron una celebración pública para no hacer sentir mal a los seguidores del profeta: pensar que el otro se puede molestar ya es presuponer que es un intolerante. Lástima que eso no se entiende, como tampoco que los católicos no entienden la Resurrección sin la cruz.
Tampoco es fácil de asimilar que haya personas a las que la muerte les llegue, incluso de forma natural, cuando se supone que tendrían aún muchos años por delante. Más de 17.000 personas recordaron con minuto de silencio el domingo en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid a Adrián Hinojosa, un niño que soñaba con ser torero y al que la cornada mortal del cáncer le impidió seguir disfrutando del cariño y la solidaridad de los profesionales del mundo taurino.
Adrián también recibió (y recibe) las cornadas de desalmados que le desean lo peor en esa cloaca en la que se convierten muchas veces las redes sociales, como también le ocurrió a la ex ministra de Defensa socialista Carmen Chacón. La muerte repentina de la política catalana ha provocado una oleada de consternación en la que algunos autodenominados activistas quisieron dar la nota, sin importarles que, tras la noticia de una muerte, también hay una persona, con sus circunstancias, familia, hijos, sueños, virtudes y defectos.