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ANÁLISIS DE ESPAÑA

El desarme, un sainete evitable

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España10-04-2017

Imaginen que en México saliese un grupo de ciudadanos para anunciar públicamente que han entablado relación con el cártel de Sinaloa. O con la banda del Chapo Guzmán. Que se han cruzado con ellos varias comunicaciones y los narcos han decidido entregarles sus armas. Es más, que ya las tienen en su poder. Seguramente a nadie le sorprendería que en cuestión de minutos medio Ejército mexicano y media DEA estadounidense se presentasen en casa de estos fulanos y les llevasen de camino a un Juzgado. Para explicar, como mínimo, el modo en el que han contactado con los narcoterroristas, dónde se esconden, dónde están las armas, quién más las ha tocado, qué han hecho con ellas, ¿están todas?

En Francia un grupo de ciudadanos salió hace tres semanas para anunciar públicamente que han entablado relación con la banda terrorista ETA. Aún no disuelta, con miembros fugados, con más de 800 asesinatos y 300 sin resolver. Que se han cruzado con ellos varias comunicaciones y los etarras han decidido entregarles sus armas. Es más, que ya las tienen en su poder. Sin embargo aquí a nadie le sorprende que esos fulanos hayan permanecido tres semanas publicitando su acción en todos los medios de comunicación sin que nadie les haya llamado a declarar. Se suma el hecho de que este grupo de ciudadanos ya fueron detenidos el pasado diciembre por lo mismo. Ahora estaban en libertad provisional, una figura perfectamente revocable si se persiste en el delito ¿No leen la prensa los jueces?

Alguno de ellos tiene en su historial varias detenciones por su relación con ETA. Bastaba pasear este fin de semana por las calles de Bayona para ver a estos autodenominados “artesanos de la paz” mezclados con los círculos batasunos. Es importante diferenciar entre mediadores y colaboradores. Las víctimas en España pidieron a sus jueces que les llamasen a declarar, vía comisión rogatoria. Pero el juez lo archivó. A nadie en la política española, a nadie en el Gobierno le pareció relevante. Ahora lo que toca es Murcia, o los presupuestos. Con suficiente antelación se había anunciado la participación de un señor de Sri Lanka que se hace llamar verificador. Se dijo que él sería el receptor de la localización de los zulos. Pero cuando llegó a Francia, nadie de la Policía le estaba esperando para arrebatarle el papel de las manos. Y así llegó ETA por medio de sus colaboradores, ante la pasividad de todo el mundo, al show del desarme.

Se queda corta la palabra espectador para definir la actuación del Estado de Derecho estas tres semanas. Han sido el atrezzo necesario de una función evitable. Se ha permitido a ETA escribir su propio epílogo, es decir, que se desarma porque quiere y no porque se lo quitan. Desde que ETA cesó su violencia y su brazo político volvió a las instituciones con la promesa de portarse bien, el único interés que tienen esas armas es su capacidad de esclarecer atentados. Pero cuando los agentes franceses llegaron a los escondites, allí había más gente que en un botellón. ¿Qué garantía existe de que no han manipulado esas armas en estas semanas? ¿De qué sirve citar a declarar a nadie después? Luego está lo del relato. Hay mucha gente que tiene claro que el final de ETA ha llegado de manos de la Policía y la Guardia Civil. Pero también hay mucha gente que cree que ha sido Otegi y lo sucedido en Bayona no ayudará en nada a hacerles dudar. Ahora el Gobierno se gastará varios millones de euros de todos en un memorial de recuerdo a las víctimas. Hubiese bastado con tener ganas de que se cumpla la Ley.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio