ANÁLISIS DE SOCIEDAD
¿Arte multiplicado por siete?
Por Almudena Hernández 2 min
Sociedad08-02-2017
La agenda mediática, esa que escribe Dios quién sabe, concedió hace unos días portadas e inundaciones de tinta y pídeles a los actores y actrices españoles (esto último más o menos) con motivo de la entrega de los Premios Goya, que reconocen lo mejor de lo mejor de la cinematografía patria. Días antes leí un tuit (perdón por no citar la autoría, no la recuerdo), que decía que los Goya que prefería el autor de aquellos 140 caracteres son los que están en los museos.
Seguro que ese usuario de las redes sociales eligió no sentarse ante la televisión para evitar el desfile de modelazos que lucían los abanderados de los desahuciados, los pedigüeños de ayudas públicas a las maltrechas empresas del séptimo arte y los mayores críticos del hombre de moda: Donald Trump.
Entonces pensé en que pocos españolitos utilizarían sus minutos de gloria para lanzar mítines políticos y ocurrencias ni que cuando uno logra un éxito profesional aprovecha para, como algunos actores, hacer el payaso.
Y por ello pensé, por ejemplo, en el capítulo de agradecimientos de mi tesis doctoral, donde no pedí subvenciones ni puse a caer de un burro a los votantes contrarios al tema que defendí tras varios años de investigación y sacrificio.
Y, a raíz de ahí, pensé en el albañil que acaba una obra debería tener su minuto, o el cirujano que ha cubierto dos turnos seguidos salvando vidas y el barrendero que no llega a mileurista.
Pero, como siempre, ni se puede generalizar (no todos los profesionales del cine son así) ni toda la culpa del bombo y platillo la tienen ellos. Pensemos, para excusarles, que utilizan ese minuto de gloria para hacerse publicidad con extrencicidades y ganarse un contrato ¡lo que haría un autónomo o un pequeño o mediano empresario con un minuto de publicidad en televisión! ¿Arte multiplicado por siete?