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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Víctimas de la guerra

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional19-12-2016

Las guerras han existido, existen y existirán porque algunos de los principales motores del ser humano son el poder, el dinero y los intereses. El cine y las series de televisión muestran una imagen romántica de los conflictos bélicos, en donde queda claro quiénes son los buenos y quiénes son los malos, se enfatiza la tecnología, se minimiza el daño a las víctimas y se ocultan las consecuencias.

Es cierto que el modo de combatir ha ido cambiando a lo largo de los siglos. La lucha cuerpo a cuerpo, que antes era clave, actualmente ha quedado relegada a situaciones muy concretas. La tecnología militar permite lanzar bombas guiadas que, en teoría, tienen una enorme precisión. Además, los drones permiten observar y atacar objetivos sobre el terreno, pero son manejados a miles de kilómetros de distancia como si de un videojuego se tratara.

Precisamente, la distancia existente entre quien mata y quien muere hace que se deshumanice aún más la guerra, ya no hay remordimientos, ni preguntas, ni posibilidad de evaluar el contexto de cada acción y actuar en consecuencia. Es tan sencillo como recibir una orden y apretar un botón.

Sin embargo, toda guerra es una tragedia más allá de lo militar porque, llegado el momento, las partes, para alcanzar sus objetivos, cometen excesos, usan armas de destrucción masiva y buscan la destrucción por la destrucción.

En ese contexto, los civiles, especialmente en las ciudades, son los que más expuestos están y sufren las consecuencias por partida triple. Primero, por las penurias, el dolor y la inseguridad que genera la batalla. Segundo, porque corren el riesgo de que alguno de los contendientes los utilice como escudos humanos, y, aún peor, que la parte contraria no tenga reparo en bombardearles y acabar con ellos con tal de castigar al enemigo. Y, tercero, porque pueden convertirse en chivos expiatorios.

Los asedios a las ciudades y las miles de víctimas inocentes que provocan son hechos que llevan repitiéndose trágicamente a lo largo de la historia. Ahora, lo sufre Alepo, pero antes lo padecieron Sarajevo, Grozni, Volgogrado (Stalingrado), San Petersburgo (Leningrado)...

Lamentablemente, se dice que "la historia se repite" y que "el hombre no aprende de sus errores". El asedio de Alepo terminará y sus consecuencias traerán condolencias y propósitos de enmienda por parte de los líderes mundiales (al igual que pasó en casos anteriores). Sin embargo, son palabras y promesas vacías que pronto caen en el olvido y que no impedirán nuevos casos similares, ya que algunas potencias estarán involucradas y el resto mirará para otro lado.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD