ANÁLISIS DE LA SEMANA
Remiendos
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad06-10-2002
Ha sido zapatero, remendón, pero artista del calzado. Mago en el arte de cortar tacones, coser parches y sacar brillo al cuero. Siempre se le podía ver al otro lado del cristal, sentado en su caballo con las cuchillas, los clavos, la alegría y, en los labios, las infinitas canciones -que todavía tararea-. Ya retirado de su profesión, que no de sus recuerdos, en la mañana de este domingo de otoño lee un libro de esos que enseñan a los niños a cuidar el campo. Ve las huellas de los animales, las formas de las hojas de los árboles... y el abuelo tararea otro soniquete. El abuelo es consciente de que la Naturaleza sabe mucho, aunque el hombre siempre sabe poco de ella. Por eso se lee esta mañana ese libro, él que toda la vida ha estado en el mismo pueblo. Los niños de hoy están perdiendo la inocencia ¿Por culpa de la educación? Con lo que a él le gustan los críos... Ahora se mira más que antes por el poder, la grandeza y poco por el vecino pobre, ése que no tendrá dinero, ese que remienda zapatos pero regala canciones. El hombre apenas sabe que hasta para echar un remiendo hay que ser sabio. Si el remiendo es a la naturaleza, además hay que ser superdotado. La naturaleza lo es. Por muy poco que aparente un mosquito, conocerle puede suponer salvar muchas vidas. Del hombre depende -de ése que se cree más que nadie que hasta juega con la vida, o de aquél que piensa que es dueño de juzgar y castigar- que el remiendo quede bien puesto y la canción perfectamente tarareada ¿Verdad abuelo?
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo