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EL REDCUADRO

Ahora serán héroes

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión29-09-2002

Todo es tan tragicómico como el parte que redactó aquel cabo de la guardia civil que acudió a realizar diligencias a la estación del pueblo de cuyo puesto era comandante, donde el tren había arrollado a un cateto que intentó cogerlo en marcha: "Personados en la estación, nos encontramos el cuerpo de un hombre, al parecer muerto, cuya cabeza, seccionada por las ruedas del furgón de cola, se encontraba a seis metros del tronco". Los dos etarras a los que les estalló el siniestro triquitraque en Basurto no estaban al parecer muertos. Los recogieron como hubieran tenido que hacer con Carlos Herrera, caso de que no hubiera fallado la caja de puros que le mandaron como siniestro regalo dos colegas de los difuntos. Es cierto que están muertos, y que conste en acta que los que estamos a favor de la vida no nos alegramos de ninguna muerte. Pero no menos cierto es que desde nuestro papel de fumar constitucional, siguen siendo presuntos etarras. Para que se enteren, por si no lo han aprendido bien en el consumo de noticiarios políticamente correctísimos: unos tíos de la ETA que mueren manejando una bomba criminal en un vehículo, en cuyo coche encuentran matrículas falsificadas, una pistola y un dispositivo electrónico para hacer estallar los explosivos no son unos pedazos de asesinos que Dios tenga en su gloria con su infinita misericordia, sino que son dos presuntos etarras. Como son oficialmente presuntos asesinos los dos pistoleros del llamado comando Andalucía que mataron al doctor Cariñanos y les va a salir gratis la condena por el asesinato del juez Portero. Por el contrario, el juez Garzón que persigue a los presuntos con las armas de la ley y al que denuncian los gobiernos y parlamentos colaboracionistas con los nazis en nuestro Vichy interior, no es presuntamente nada, sino que del tirón es calificado de prevaricador y su gesta civil, de prevaricación. La historia de estos presuntos, ay, no quedará aquí. Nos espera ahora su inmediata glorificación. Habrán de ser proclamados héroes del pueblo, como suelen en tales ocasiones. Nos quedan aún varios plenos municipales manejados por la ilegalizada Batasuna, en los que serán declarados hijos predilectos de sus respectivos pueblos. Nos quedan aún los acuerdos municipales que darán su nombre a sendas calles. Y nos queda, naturalmente, el entierro, en esa estética entre Sendero Luminoso y procesión de las antorchas de Hitler, con el danzante bailando en memoria de estos pedazos de héroes y con las flautas y tamboriles tocándoles la música de honor... y tocándonos la entrepierna a tantos españoles que estamos hasta los mismísimos de tanto asesino beneficiado como presunto por la Constitución a la que cada día le ponen una bomba y le pegan un tiro en la nuca.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor