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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Los otros brillos de la orejona

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad30-05-2016

Soy del Real Madrid. Porque sí. Aún no he logrado tragar a Florentino Pérez, el presidente del mejor club del mundo, como suele decir, pero intuí en él cierta pertenencia al mundo cuando falleció su mujer. Parecía que ese hombre de negocios encorbatado era más que eso. Este fin de semana también ha protagonizado un detalle loable. Fue pocos minutos después de que su equipo ganase su undécima de Europa, cuando se acordó de los madridistas asesinados en Irak (aún se desconocía el segundo atentado contra otros seguidores del Real Madrid en el país árabe).

Así que, aunque también habría que recordar aquel debate de eliminar la cruz del escudo del equipo para hacer promoción en los países del Islam (y mira que es chiquitita), estas cosas hacen pensar que que tras el traje, los millones y su imagen prepotente también late un corazón. Tampoco me llena la chulería de Cristiano Ronaldo, ni me parece elegante que diga que la camiseta blanca le queda "de puta madre", aunque sea así. Pero admiro de él su esfuerzo y profesionalidad extrema y siempre valoré que dedicase sus goles al hijo que tuvo con una mujer que le pidió una millonada a cambio. Al parecer, el bicho prefirió el crío.

Que el fútbol tiene valores constructivos, es cierto, aunque podamos también enumerar una larga lista de críticas como, precisamente, el uso de la imagen de los menores por parte de los futbolistas (maldita moda, en todos los equipos). Es tan reprochable como la que hizo hace unos meses en el Congreso de los Diputados la "nueva política" de Carolina Bescansa y daría para un buen puñado de artículos y debates. Pero también deberíamos quedarnos con otras lecturas, como que el capitán del equipo blanco, Sergio Ramos, se acordase de llevarse a Milán para celebrar el triunfo de la Undécima copa de Europa no el capote del torero Alejandro Talavante, sino una camiseta en la que rendía homenaje a la familia, en particular a la suya.

En las redes sociales se montó y gorda con un tuit de Álvaro Arbeloa que, taco incluido, homenajeaba en clave casi secreta a un madridista que murió en el accidente del tren de Santiago de hace unos años. Y es que, al margen de las sombras, en el brillo del logro de la orejona también hay ejemplos que demuestran que tras los mitos puede haber realidades hondas, algo que, afortunadamente, no sólo ocurre entre las filas del Real Madrid. Y todo ello es todo lo que, sin hacer historia, mantiene un punto de cordura en el trascurrir de los años.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo