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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Inmortales

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad24-02-2016

La ficción de los libros y películas nos lo han puesto en la punta de los dedos, pero no nos lo hemos creído hasta que la vertiginosa velocidad del trascurrir de la ciencia ha convertido esas historias en creíbles. Lo del Mobile de Barcelona no es un ejemplo, es una anécdota del tamaño del grano de una mostaza, por mucha caja que se haga con la cita tecnológica.

Lo de la inmortalidad nos lo hemos tragado tanto que hasta dedicamos conversaciones cotidianas a ello: nuestra generación quizás no sea la de los inmortales, pero será testigo de su tremendo abismo. Sí, algunos somos así de raros.

Dentro de unas pocas décadas muchas enfermedades serán crónicas y las impresoras 3D fabricarán órganos a la carta, para que no haya que esperar a la solidaridad de otro ser humano y someterse a un trasplante. Pero lo de vivir eternamente asusta más que la vieja de la guadaña. Provoca escalofríos pensar que uno pueda vivir al límite en tantas cosas con la seguridad de que siempre podremos recurrir a un parche con el que apañar nuestras insensateces e irresponsabilidades.

Vivir como si siempre fuésemos a vivir tiene riesgos, el horizonte de un cierto fin ayuda a centrar el camino, a pedir y pedirse perdón
Resulta obvio que esos privilegios no serán para todos. Si la humanidad no es capaz de combatir el hambre que sufren millones de personas en el mundo, tampoco lo será para asegurar la supervivencia eterna para todos. Vivir como si siempre fuésemos a vivir tiene riesgos, el horizonte de un cierto fin ayuda a centrar el camino, a pedir y pedirse perdón. 

Mientras, estamos viendo un adelanto en quienes viven como si la muerte no fuera con ellos. Parece que siempre van a estar anquilosados en el poder, en la riqueza, en el éxito, en la salud. Pero la inmortalidad de quienes deambulan por la vida como muertos vivientes, despojados de corazón, no es más que un engaño. Inmortal o no, el hombre siempre caerá en la vanidad, el favorito de los pecados para quien quiere hacer creer al hombre que todo lo puede alcanzar.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo