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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

El voto de las mujeres

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Sociedad16-12-2015

Hace unas semanas, en el marco de la manifestación del 7 de noviembre convocada por el colectivo feminista contra la violencia de género en Madrid, una pancarta en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense decía que la maternidad era una forma de maltrato a la mujer. Será por parquedad de entendederas, pero aún una trata de comprender el meollo del asunto. No hay por dónde cogerlo. 

Ahora, en plena recta final para las elecciones del 20-D, el asunto de la violencia machista ha vuelto a tomar el pulso al debate electoral, con polémicas propuestas y eslóganes al estilo de "yo soy el candidato más feminista del mundo mundial". Y todo ello, sin olvidar, por favor, que en España hay entre millón y medio y tres millones de mujeres que sufren maltrato, y que en lo que va de año han muerto más de 50 por esta causa (y algún niño y otras personas del entorno) y que las mujeres son asesinadas, simplemente, por el hecho de ser mujer. Pero considerar que parir sea una forma de maltrato hace un flaco favor a quienes siguen sufriendo los malos tratos en silencio. Con estas cosas no se juega y menos con fines electoralistas o reivindicativos a toda costa.

Lo de la igualdad y la conciliación es el cuento que nos creímos y que la bruja y los ogros del día a día nos recuerdan a escobazos y sustos
Las mujeres lo tenemos difícil. Lo de la igualdad y la conciliación es el cuento que nos creímos y que la bruja y los ogros del día a día nos recuerdan a escobazos y sustos. Pero no por eso hay que dejar de tratar de enmendar el final de la historia. Eso sí, aunque quedan derechos por asentar, las mujeres contamos en España, y la democracia española dista muchísimo de la situación que viven muchas ciudadanas en otras partes del mundo. Por ejemplo, por primera vez en la historia, un puñado de mujeres serán concejalas en Arabia Saudí, un país que hace unos días ha abierto las urnas a las féminas en un alarde de generosidad a la occidental.

Pero ahí están las cifras. Unas 100.000 se inscribieron para depositar su voto, cuando los votantes masculinos fueron más de un millón. Y todo ello sin entrar en la letra pequeña, referente a los permisos que las ciudadanas del país árabe tienen que pedir para una vida diaria poco igualitaria a sus conciudadanos masculinos. Y todo ello, también, teniendo en cuenta de que nunca es consuelo para conformarse con lo propio que a otros les vaya peor.

Eso sí, las españolas votamos. Y también contamos para defender lo nuestro (por cierto, ¿qué es lo nuestro?). No lo pondrá en práctica ningún candidato, pero la defensa de los derechos de las mujeres pasa primero por la defensa del ser humano. Reducir nuestras reivindicaciones al género supondría renunciar a muchas otras conquistas alcanzadas por la historia. Sin un respeto sólido a la persona, aquí, en Arabia y en la China, parece que será difícil plantear una buena propuesta para la mitad de la población mundial. Y somos varios miles de millones que podemos luchar por la justicia, aunque por desgracia estén confusos en esa lucha los por qués y los para qués, mientras la bruja, los ogros y los candidatos de turno siguen con sus sustos y escobazos.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo