SIN CONCESIONES
El efecto Ciudadanos
Por Pablo A. Iglesias4 min
Opinión20-10-2015
Las elecciones catalanas del 27-S las ganó la coalición de Junts pel Sí. Pero el triunfador de la noche fue Albert Rivera. Los 25 escaños conseguidos por Ciudadanos en el Parlamento autonómico convertían a su candidata Inés Arrimadas en líder de la oposición y situaban a la formación naranja como referente del constitucionalismo en Cataluña. Muy por delante de PP y PSOE, Rivera consagraba su proyecto político nacional y catapultaba su candidatura a La Moncloa. El entusiasmo de los militantes traspasaba las pantallas de televisión y se colaba en los salones de todo el país. "¡Cataluña es España!", coreaban los fans de Albert Rivera. Sus voces hablaban en Barcelona pero resonaban en Madrid, en Valencia, en Málaga y en Toledo. Mientras, aquel cántico desató el pánico en la sede nacional del Partido Popular.
El éxito de Ciudadanos el 27-S desató el pánico en la sede nacional del PPTres semanas después, Albert Rivera ha salido triunfador otra noche de domingo. Su cara a cara en televisión con Pablo Iglesias ha disparado su popularidad y, lo que es más importante, su credibilidad. Frente el azote anticasta de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, Ciudadanos ha logrado erigirse como alternativa sensata a PP y PSOE. Ha conseguido situarse en la centralidad política, que es donde siempre se deciden las elecciones. Ha puesto de manifiesto su solvencia verbal, su independencia ideológica y su vocación renovadora. En consecuencia, hace un año nadie apuntaba a Albert Rivera como una opción seria para las elecciones generales. Sólo se hablaba de Podemos y de la coleta de su máximo dirigente, que había dado la sorpresa en las europeas. Doce meses después, el partido morado se desangra en intención de voto mientras que el naranjito no para de crecer. Y parece no tener techo.
El efecto Ciudadanos empieza a parecerse a una botella de cava recién descorchada. Quizás la efervescencia dure poco tiempo pero es probable que sea suficiente para convertirse en decisivo el 20 de diciembre. Esa noche de domingo Albert Rivera también quiere ser el gran triunfador. Aunque no gane los comicios, todas las encuestas vaticinan que será determinante para formar gobierno. Bien con el PP o bien con el PSOE, lo único casi seguro es que el próximo presidente del Ejecutivo tendrá que pactar con Ciudadanos. ¿Pero qué presidente? La clave radica en el traspaso de votos entre los cuatro grandes aspirantes a La Moncloa y el efecto movilizador en el adversario. Es la plasmación política de la teoría de los vasos comunicantes.
El vencedor de las generales se decidirá por la plasmación política de la teoría de los vasos comunicantesA más Podemos, más Rajoy. El miedo a la izquierda radical había despertado al votante del Partido Popular, especialmente después de que las candidaturas de Podemos consiguieran en mayo los gobiernos de grandes capitales como Madrid, Barcelona, Zaragoza, La Coruña y Cádiz. Con tal de evitar que Coleta Morada llegase a La Moncloa, muchos simpatizantes populares enfadados con Mariano Rajoy estaban dispuestos a votar de nuevo a la barba gallega. Pero ahora la disyuntiva es otra. Disipado el riesgo de que Podemos gane en las urnas, votantes habituales del PP pueden decantarse hacia Ciudadanos por animadversión al plasma, al seseo, al caso Bárcenas, a la vieja política, a los recortes, a los cinco millones de parados, etc.
La teoría de los vasos comunicantes establece que a menos Podemos, un poquito más de Ciudadanos. El évoledebate de laSexta entre Iglesias y Rivera acabó con goleada de Naranjito. Conozco partidarios podemistas que cambiaron de bando tras el enfrentamiento dialéctico. Pero seguro que no fueron los únicos. Cinco millones de espectadores en plena noche de domingo son cientos de miles de votos potenciales y, en consecuencia, muchos escaños en el aire. El efecto Ciudadanos también indica que a más Rivera, menos Rajoy por su facilidad para engatusar al españolito de centroderecha. Y en consecuencia... a menos Rajoy, más Pedro Sánchez. Al día siguiente de las elecciones catalanas, José María Aznar ya advirtió a su partido de que el auge de Ciudadanos debilita al PP y da opciones al PSOE. Por lo tanto, cuanto más crezca Albert Rivera hasta el 20-D más difícil será el triunfo de Mariano Rajoy. De ahí que algunos periódicos y televisiones de izquierda adulen a Ciudadanos. De ahí los miedos crecientes dentro de Génova 13 y del Gobierno que desembocan en cuchilladas internas. De ahí que mi confidente tontito alertase en primavera que Ciudadanos puede acabar sustituyendo al PP.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito